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3 destinos en el corazón de La Rioja para disfrutar sabores regionales y sentirse como un local más

En medio de Anguinán, a unos 6 kilómetros de ...

3 destinos en el corazón de La Rioja para disfrutar sabores regionales y sentirse como un local más

En medio de Anguinán, a unos 6 kilómetros de ...

En medio de Anguinán, a unos 6 kilómetros de Chilecito, un restaurante se prepara para recibir a sus comensales. En la puerta una pequeña pizarra color negro con la frase: Restó regional da la bienvenida. Sobre el marco de la puerta, unas letras blancas sobresalen a lo alto con su nombre: Lídoro.

La casona es de adobe con un pequeño recibidor que se abre con una arcada a una galería y a un patio que reluce bajo el sol. Tiene un aljibe en el medio, mesas debajo de árboles y plantas de lavanda. La casona data del 1800 y fue el lugar donde vivieron, hasta hace algunos años, los Rivadera, una familia de 13 hermanos.

“Lídoro es una historia de familia y un pequeño homenaje a ella. Tenemos como tradición ser anfitriones y buenos cocineros”, explica Francisco Rivas, hijo de Gladys Rivadera, sobrina nieta del último Rivadera que habitó esta casa y que le dio nombre al restaurante. Hace algunos años recibe a turistas curiosos y angurrientos que llegan hasta este pueblito de La Rioja.

Con el sello de los Petersen: una nueva propuesta se suma a la oferta gastronómica de un pueblo con historia

“Creemos que la casa tiene entre 150 y 200 años, aproximadamente. El emprendimiento surge de mi madre y su cariño por un lugar donde pasó parte de su infancia, sus incansables ganas de transformar y trabajar”, agrega Francisco, que hoy se hace cargo de gestionar el lugar.

Después de mucho trabajo de reconstrucción, la familia se decidió por abrir un restaurante. Javier Rivadera, primo de Francisco, fue el primer chef del lugar y quien trajo la idea de mezclar la historia de la casona con gastronomía regional. Hoy se pueden disfrutar de platos abundantes de locro, guiso de lentejas, canelones con salsa mixta o, la estrella de Lídoro, cabrito al torrontés con puré de papas. Muchos de estos platos ya estaban escritos en el recetario familiar.

“Los que nos visitan se encuentran con parte de nuestra historia, comida que hace bien al corazón, espacios para relajarse, música folklórica y buenos vinos. Todo el lugar es un homenaje a nuestra cultura riojana”, detalla Francisco.

Finca La Loma

Como Lídoro, hay muchos proyectos familiares en la zona que abren las puertas de sitios que fueron hogar, como Finca La Loma. Paola Arias era muy chiquita cuando empezó a acompañar a su papá, Fernando, a visitar la finca. “Él quería transformar este lugar en un camping”, cuenta. La finca está ubicada en Sañogasta, a unos 22 kilómetros de Chilecito, y hoy recibe a los turistas con habitaciones cálidas y meriendas abundantes.

Si bien en un comienzo la finca fue el sitio donde ella y su papá compartían lindos momentos, el proyecto fue creciendo hasta transformarse en una propuesta de turismo rural para toda la familia. “Cuando mi papá falleció, todos me recomendaban que vendiera la finca. Yo decía: ‘No, no la voy a vender porque voy a trabajar acá’. Él me transmitió el amor por este lugar”, recuerda.

Y eso se ve reflejado en todo el camino que hizo. Primero, incorporó frutales y nogales con los que elabora harina de nuez, alfajores, nueces confitadas, colaciones, bocaditos y dulces caseros, que muchas veces vende en ferias de la zona. Luego, con mucho esfuerzo y trabajo, sumó habitaciones. Hoy, Paola logró crear un alojamiento con capacidad de hasta 10 personas.

“Los turistas se sienten parte de la finca porque es muy familiar. La idea es que vengan a conectarse con el entorno, a sentir el silencio y la paz. Muchos se sorprenden de lo bien que duermen”, afirma.

Uno de los servicios más destacados de La Loma es la comida. La merienda es supercompleta y todo hecho en casa: brownies con nueces cosechadas en la finca, sandwichitos de jamón y queso, chocolate caliente casero, alfajorcitos de maicena y más.

Dejar la huella

Chilecito es uno de los centros turísticos de La Rioja: muchos llegan hasta este lugar para conocer la Cuesta de Miranda, visitar la mina La Mejicana o recorrer la Ruta del Vino Riojano. Este destino suele estar ubicado entre los más convocantes de la provincia y tiene más de 1650 camas hoteleras.

Dentro de las opciones de alojamiento está la Casa de Li-En, uno de los únicos hostels de la ciudad. Ubicado a unas cuadras del Parque de la Ciudad, este lugar solía ser el hogar de la familia Vichi. Es una casa grande con dos pisos y varias habitaciones. Allí vivían cuatro hermanos y era “la casa de los amigos”, esos lugares que convocan y reúnen a familias, conocidos y amigos de amigos.

“Nosotros hemos vivido acá y siempre fue un sitio para los amigos de mi viejo y mis amigos. Hoy cambió un poco su funcionalidad, pero siempre fue una casa que se prestó para las reuniones”, cuenta Sebastián Vichi, de 44 años, el único de los cuatro hermanos que hoy sigue viviendo en Chilecito.

La casa la construyó su papá, que era ingeniero civil y, cuando falleció, la alquilaron porque ninguno de los hijos vivía en el pueblo. A los pocos años, después de la pandemia, Sebastián decidió volver (tras haber vivido más de 20 años en Córdoba y en Brasil) y empezar con el proyecto actual.

“Primero la abrimos como un hospedaje y, después, hicimos el hostel. Sabíamos que era algo que no había en Chilecito y nos parecía una buena alternativa”, detalla Sebastián, quien es arquitecto, y cuenta que no fueron muchas las modificaciones que tuvieron que hacerle a la casa: solo sumar dos baños y construir un departamento en la parte de atrás para tener más capacidad.

La vuelta a Chilecito no solo fue una apuesta al ver que el turismo pospandemia quería conocer este tipo de destinos, sino también una elección de vida: “Decidí volver principalmente por la tranquilidad y la gente. Todos los atractivos que hoy están de moda, yo los visitaba en moto con mi viejo cuando éramos chicos”, explica Sebastián.

Un detalle que llama la atención es la decoración: en el patio hay un mural gigante hecho por una viajera que se hospedó unos días. También hay postales de diferentes lugares y una pared cubierta de mosaicos hechos por dos chicas que llegaron desde La Plata. “A mí me gusta que la gente que pase por acá deje su huella.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/salud/3-destinos-en-el-corazon-de-la-rioja-para-disfrutar-sabores-regionales-y-sentirse-como-un-local-mas-nid14112025/

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