ChatGPT me dijo que tengo depresión

Hola, ¿cómo estás? En las últimas semanas se habló mucho del devastador impacto que pueden tener las redes sociales —y las pantallas en general— en los chicos y las chicas. Series c...

Hola, ¿cómo estás? En las últimas semanas se habló mucho del devastador impacto que pueden tener las redes sociales —y las pantallas en general— en los chicos y las chicas.

Series como Adolescencia ayudaron a instalar la temática y abrieron el debate en las casas, escuelas y otros espacios. Posiblemente vos también te viste involucrado en alguna de estas charlas.

El abultado tiempo que niños, niñas y adolescentes pasan en sus celulares y computadoras, hace que estén expuestos a todo tipo de contenidos. Algunos, sumamente oscuros. Se trata de una problemática sobre la cual psicólogos y psiquiatras infantojuveniles, pero también docentes y académicos vinculados al mundo de la tecnología, vienen alertando desde hace rato, fundamentalmente a partir de la cuarentena.

“Recién ahora estamos viendo los estragos a nivel del desarrollo cognitivo, de las habilidad atencionales, de la capacidad de regularse y de las habilidades sociales”, me dijo esta semana durante una entrevista Gisela Rotblat, jefa de Psiquiatría e Interdisciplina del Servicio de Salud Mental Pediátrica del Hospital Italiano.

En ese contexto, están surgiendo nuevas tendencias, como el uso que hacen los niños, adolescentes y jóvenes de ChatGPT como si fuese un terapeuta. Allí buscan respuestas a todo tipo de padecimientos de salud mental: desde ansiedad y trastornos de la alimentación hasta depresión e ideación suicida.

Los chatbots de inteligencia artificial cumplen con una serie de requisitos muy atractivos para ellos: la posibilidad de consultar en cualquier momento, día y lugar. Sin demoras, de forma anónima, inmediata y gratis.

—Tengo depresión, me lo dijo ChatGPT —le aseguró una adolescente de 13 años a su mamá cuando le habló de ir a ver a una psicóloga que la ayudara con algunos pensamientos oscuros que la atormentaban.

Esto conlleva una multiplicidad de riesgos. “Un chatbot no es una psicoterapeuta, no es alguien que pueda contextualizar, que brinde un encuadre. No interviene como lo haría un profesional con estrategias terapéuticas basadas en la evidencia, entendiendo qué psicoterapia aplicar a cada paciente”, asegura Lucía Crivelli, jefa de Neuropsicología en Adultos de Fleni, doctora en Psicología e investigadora del Conicet.

A todo esto se suman fenómenos que se profundizaron en el último tiempo, como el riesgo de que las chicas y los chicos sean víctimas de grooming y otras violencias, en aplicaciones que los padres desconocen completamente. El caso de OmeTV es un ejemplo de esto. Se trata de una plataforma de videollamadas aleatorias que funciona de un modo muy simple: basta con abrir la app o la web, activar la cámara y comenzar a “saltar” de una conversación a otra con usuarios de todo el mundo.

En LA NACION probamos la aplicación y nos dejó sin palabras: en solo 10 minutos nos contactamos con una decena de niñas, niños y adolescentes. Algunos, incluso, estaban conectados en sus aulas.

“El crecimiento de OmeTV no es solo un dato: es una advertencia. No podemos seguir mirando para otro lado mientras miles de adolescentes se exponen a espacios donde el daño puede ser inmediato, invisible y profundo”, advierte Hernán Navarro, director de Grooming Argentina.

Una chica que estuvo expuesta pornografía en una aplicación similar cuando tenía 8 años, nos contó: “Me corrompió completamente. Hoy tengo un diagnóstico de trauma por esas experiencias. Hasta el año pasado, pensaba que mi mente era macabra”.

Aunque lo escuchemos mil veces, nunca está de más recordarlo: los chicos necesitan hoy, más que nunca, que no les soltemos la mano en el mundo virtual. Dejarlos solos en sus habitaciones con sus dispositivos, sin ningún tipo de acompañamiento adulto, no quiere decir que estén seguros. Más bien todo lo contrario.

Por eso, antes de despedirme, te recomiendo esta guía que orienta a los adultos sobre cómo poner un limite a los adolescentes respecto del uso del celuar.

Gracias y buen fin de semana,

María