Condenan a un empresario a 10 años de cárcel por secuestrar a un joven para obligar a su padre a cederle una propiedad para saldar una deuda
El Tribunal Oral Federal de General Roca condenó a 10 años de prisión a un empresario de la construcción y a un cómplice por secuestrar a un joven para obligar al padre de la víctima a que le...
El Tribunal Oral Federal de General Roca condenó a 10 años de prisión a un empresario de la construcción y a un cómplice por secuestrar a un joven para obligar al padre de la víctima a que les cediera la titularidad de una propiedad para darle por saldada una deuda.
El hecho se produjo el 1 de febrero del año pasado en la ciudad de Viedma, Río Negro. En el juicio intervinieron la fiscal general María Claudia Frezzini y los fiscales auxiliares Diego Paolini y Constanza Lavoz Campos, que en los alegatos previos habían solicitado la pena de 10 años de prisión tanto para Miguel Ángel Llambay, dueño de una empresa fabricante de losas industriales, como para Jorge Rubén Toledo.
Según informó el Ministerio Público Fiscal en su portal de noticias institucionales fiscales.gob.ar, los jueces Simón Pedro Bracco, Alejandro Adrián Silva y Marcos Javier Aguerrido consideraron a Llambay y Toledo como coautores del delito de privación ilegal de la libertad coactiva agravada por la participación de tres o más personas, en concurso ideal con lesiones leves y en concurso real con robo agravado por el uso de arma de fuego cuya aptitud para el disparo no pudo tenerse por acreditada.
Por otro lado, se ordenó el decomiso de la finca ubicada en Viedma donde estuvo secuestrada la víctima, aunque la ejecución de esta medida dependerá de la verificación de la titularidad del inmueble.
Según se ventiló en el proceso, el 1 de febrero de 2024, cerca de las 11, Llambay, Toledo y un tercer hombre que no pudo ser identificado interceptaron al joven en una gomería del barrio Lavalle. Amenazándolo con un arma de fuego, lo obligaron a subir al vehículo del empresario, en el que se dirigieron a una chacra situada en el kilómetro 17 de la ruta nacional N°1, usufructuada por Llambay.
Una vez en el lugar, llevaron a la víctima al quincho, donde la tiraron al suelo y le colocaron un collar de perro alrededor del cuello. Luego lo cubrieron con una manta blanca y le dieron múltiples golpes de puño y patadas. Además, le pegaron con el arma de fuego en distintas partes del cuerpo, causándole lesiones.
Luego, le apuntaron con un arma y lo obligaron a llamar a su padre para decirle que lo tenían secuestrado y que para que no lo mataran debía firmar la cesión de derechos de una casa. A continuación, Llambay tomó el teléfono y le explicó a su interlocutor que debía ceder la propiedad en forma de pago por una deuda que su hijo había contraído con él.
Momentos más tarde, un agente inmobiliario enviado por el empresario se acercó al comercio del padre para que le firmara unos papeles. Sin embargo, el hombre se negó y, en cambio, hizo la denuncia ante la policía.
Mientras tanto, los agresores que tenían cautivo a su hijo continuaron dándole golpes. Le sacaron un teléfono celular, un reloj de pulsera plateado marca Citizen y 90.000 pesos. Finalmente, alrededor de las 13 lo liberaron, pero bajo la amenaza de que a las 16.30 debía tener las escrituras de la casa firmada.
En relación con la liberación, el diario Río Negro consignó la argumentación del juez Bracco, quien aseguró que según surgía “del análisis de los testimonios de varios testigos y del joven secuestrado, la firma de la documentación perseguida por los imputados solo podía cumplimentarse en horarios de la tarde por cuestiones ajenas a los intervinientes. Por ese motivo, los acusados liberaron a la víctima, lo que concluye en que no hubo un desistimiento de la finalidad. El hecho de que no se haya perfeccionado la cesión de derechos sobre el inmueble obedeció a la intervención policial”.
La policía llegó a la finca y detuvo a Llambay. Toledo, al enterarse de que estaba siendo buscado, intentó huir en dirección a Bahía Blanca. Se inició una persecución en la que el sospechoso chocó un patrullero al intentar hacer una maniobra evasiva. Finalmente fue rodeado y detenido en una rotonda en las inmediaciones de la localidad bonaerense de Médanos, a más de 240 kilómetros de Viedma.