Crecer con autismo y enfrentar el bullying en la escuela
En Conversaciones nos adentramos en un tema tan complejo como urgente: el cruce entre bullying y autismo. Dos universos distintos que, cuando se encuentran, suelen generar un fuerte impacto en quie...
En Conversaciones nos adentramos en un tema tan complejo como urgente: el cruce entre bullying y autismo. Dos universos distintos que, cuando se encuentran, suelen generar un fuerte impacto en quienes lo padecen y en sus familias. En este contexto, se suma con un testimonio valioso y valiente Bruno Nicolini, un adolescente de 15 años que fue diagnosticado con autismo a los tres y que atravesó situaciones de bullying en su escuela, al punto de que finalmente decidió dejar ese colegio para buscar un nuevo comienzo.
En la charla, Bruno comparte cómo vivió esos años, qué significó para él tomar distancia de ese entorno y cómo encontró espacios de libertad y expresión más allá del aula. Lo acompaña Matías Cadaveira, psicólogo y divulgador especializado en salud mental y autismo, quien aporta el marco teórico para comprender mejor la experiencia de Bruno y ayuda a poner en palabras los desafíos que atraviesan muchos chicos en situaciones similares.
Decidiste irte de tu colegio para ser “libre”, porque esa fue la palabra que elegiste en una carta que le escribiste a tus ex compañeros, donde expresaste todo tu dolor por esa experiencia.
Bruno: Me fui del colegio y usé la palabra libertad porque, cuando me llegó la noticia de mi mamá de que me iba a cambiar de colegio, sentí que me liberaba de todo lo malo que había en ese lugar. Me libraba de cualquier problema que tenía, ya sea del nepotismo o de los prejuicios. Era libre. Ya no iba a haber más de eso, al menos por un tiempo. Por eso elegí la palabra “libre”.
Con vos está alguien que fue un buen compañero en este recorrido: Matías Cadaveira. Matías es psicólogo y un gran divulgador en temas de salud mental y autismo. Para darle un marco teórico, ¿qué es el autismo y qué es esto del currículum oculto?
Matias: El autismo es una condición del neurodesarrollo del cerebro en crecimiento. Está presente desde los primeros años de vida y acompaña a lo largo de toda la existencia. No es algo que aparezca de un día para el otro en la adultez, aunque cada vez más adultos reciben un diagnóstico tardío, después de haber convivido con características y desafíos durante años. Estos desafíos se reflejan en la comunicación, la interacción social y la flexibilidad de conductas o intereses.
Se habla de espectro autista porque no hay dos personas autistas iguales. Cada una tiene distintas necesidades y apoyos, que dependen de qué tan amigable fue el entorno y de cuánto se reconocieron esas necesidades.
En cuanto al currículum oculto, muchas de las dificultades ligadas al autismo y al bullying surgen en esas reglas sociales implícitas que nadie enseña en la escuela. Conviene recordar que entre el 40% y el 60% de las personas autistas dicen haber sufrido alguna situación de bullying o destrato en su vida educativa.
¿Cuáles son esas reglas implícitas que mencionás?
Matias: Desde cómo sumarte a un juego ya empezado, cómo iniciar una conversación o llevarla hacia tu interés, hasta cómo integrarte en un grupo o acercarte de forma afable en lo social. También se relaciona con la falta de educación emocional en las escuelas, que agrava estas dificultades.
Bruno, en tu perfil de Instagram decís que te gusta la programación, el humor y la actuación. Antes de entrar de lleno en la historia de bullying, contame: ¿para qué usás el humor y la actuación en tu vida?
Bruno: Voy a dos teatros distintos por semana. Y el humor lo uso sobre todo como un descargo. Después de un día en el colegio, cansado, con la misma gente de siempre, soportando el destrato y la mala onda, el teatro era como el sol después de la tormenta. Era un recreo mental: ahí podía crear, decir y hacer lo que quisiera. Y no solo iba a ser aceptado, sino que a alguien le iba a dar risa. Es un ambiente muy lindo, lo recomiendo.
Además, el humor me gusta porque mejora el día de los demás. En los teatros conocí gente con situaciones familiares feas, y me hacía bien verlos reírse gracias a algo que yo hacía. Sentía que les mejoraba el día.
Matias: También dicen que el humor salva.
Bruno: Hay una frase bastante famosa entre comediantes que dice que el humor, así como puede curar, también puede destruir.
¿Cómo empezaron las cargadas y las burlas? ¿Qué recordás del grupo y de esos primeros indicios de incomodidad?
Bruno: Estuvieron desde el inicio, pero con el tiempo se hicieron más claros. No eran siempre burlas, muchas veces eran prejuicios: “No lo metamos en el fútbol porque seguro no sabe jugar”. “No le pidamos que haga cuentas porque no va a poder”. “No le preguntemos nada porque seguro llora”. No me lo decían, pero se notaba por las actitudes.
¿Cómo eran esas burlas?
Bruno: Había un grupo que hacía chistes internos y después iba a joder a alguien para que no los entienda. Muchas veces era yo. Por ejemplo, se reían de que una pared estaba mal pintada y me decían: “Bruno, mirá la pared”. Yo no le encontraba gracia y ellos se descostillaban porque no entendía. Eso pasaba todo el tiempo, cinco veces por semana.
¿Sentías que era especialmente contra vos?
Bruno: Había otros que también sufrían algo parecido, pero yo era el que menos ganas tenía de estar en el aula. El grupo era violento, no físicamente, sino mentalmente. Era una competencia de quién quedaba mejor parado y sobrevivía a las burlas. A mí eso no me interesaba.
En esa carta que escribiste a tus compañeros hablaste de libertad. ¿La leemos?
Matias (lee la carta):“Hola. Seguramente unos pocos notaron mi falta en el aula. Primero quisiera aclarar lo siguiente: No, no me fui de viaje. Tampoco falté para esquivar cobardemente las pruebas o tomarme el merecido descanso que tengo desde inicio de año.Estuve faltando porque seguir quedándome significaba seguir dañando a mi persona, a mis gustos, a mis acciones y hasta mi propia seguridad personal. Era amigo de algunas personas, las cuales me decían y pedían de todo menos gracias. Y lo peor no era eso, sino que cuando buscaba conocer a alguien por afuera de esas personas me encontraba con una verdadera patada en los dientes.No voy a mentir: tuve momentos lindos, pero me hubiese encantado que no los pudiera contar con los dedos de una mano.Me hubiese encantado poder hablar con otras personas sin que me manden a mi lugar o a escribir. Me hubiese encantado que me tengan paciencia. Me hubiese encantado que no me hablen gritando. Me hubiese encantado tener un grupo de amigos que me validen y apoyen siempre. Me hubiese encantado que no me traten de feo. Me hubiese encantado llamar a esta aula una comunidad o grupo, pero nunca pasó y deduzco que no va a pasar nunca, al menos conmigo.Hoy, 01/09, les tengo que decir que soy libre. Libre de quedarme solo por elección de los demás, libre de buscar ser tan hegemónico como ustedes solo para ser aceptado. Libre de llegar a mi casa deprimido. Libre del maltrato. Libre del trabajo accesible y excesivo. Libre de la impaciencia. Libre del nepotismo invasivo que está presente en esa aula. Libre de un sistema contradictorio que incita totalmente al individualismo.Y es por eso que les escribo a todos y todas, sobre todo a aquellas personas que están pasando por algo parecido o similar a lo mío. Los invito a hablar y a ser libres.Bruno”.
Es conmovedora. Bruno, ¿qué sentís cuando la leés?
Bruno: Cuando la escribí quería sacar todo lo que me hacía mal. Podría haber insultado, pero no era lo mío. Preferí hacerlo de manera poética e invitar a otros a cambiar esa lógica de individualismo. Porque en mi curso faltaba empatía. Personas que antes eran buenas, se volvieron egoístas y frías.
Matias: Falta educación emocional como materia.
Bruno: Exacto. Yo lo pedía, pero nunca escuchaban. Supuestamente esos iban a ser los años que más iba a extrañar en mi adultez, y no: ni en pedo voy a extrañar un lugar donde me trataban de gordo, de feo, de “pito corto”. Por suerte me cambié de colegio.
Mati: Y ya volvés contento de la escuela nueva.
Bruno: Sí, claro.
¿Qué mensaje les dejarías a otros chicos en tu situación?
Bruno: Que lo hablen, sí, pero sobre todo que tengan esperanza. La esperanza de que alguien te va a ayudar, de que la situación va a mejorar. Esa esperanza es lo que te sostiene para seguir.