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De la ruta al ring. El camionero que se convirtió en uno de los villanos emblemáticos de Titanes en el Ring y fue rey de las pulseadas

Quienes vivieron con intensidad de niños el mundo de lucha y fantasías que ofrecía Titanes en el ring a fines de los ‘70 y comienzos de los ‘80 seguramente recibieron la noticia con una somb...

Quienes vivieron con intensidad de niños el mundo de lucha y fantasías que ofrecía Titanes en el ring a fines de los ‘70 y comienzos de los ‘80 seguramente recibieron la noticia con una sombra de tristeza y melancolía. El domingo pasado, en la ciudad de Buenos Aires, falleció José Luis Arévalo, quien en el célebre programa de catch creado por Martín Karadagian interpretaba a Kanghai el Mongol. Más adelante, el extitán alcanzó su segunda fase de popularidad cuando se convirtió en juez de pulseadas en La noche del domingo, el programa de Gerardo Sofovich.

“Kanghai el mongol tenía personalidad, lucimiento, destaque. Era de los duros. Un luchador recio. Peleaba en cueros y con un bombachón. Entraba al ring con una túnica, una espada y un sombrero grande, como una especie de ‘potiche’ en la cabeza, que se sacaba para luchar”, cuenta a LA NACION el periodista Daniel Roncoli, un estudioso del desarrollo del catch en la Argentina y autor de dos libros sobre el tema, uno de ellos, El gran Martín, vida y obra de Karadagián y sus titanes.

Roncoli narra detalles poco conocidos de la vida de Arévalo, especialmente en relación a los personajes que representó en el ring. Por ejemplo, que la relación de este hombre, amante de los deportes, con el catch se inició antes de llegar a Titanes en el ring: “No surgió de Titanes, pero fue formado por el primer entrenador de ese programa, que se llamaba Tobías Giordano. Pero Arévalo integraba otra troupe que se llamó Colosos de la lucha, que se emitía a finales de los ‘60 por el Canal 2″.

Nace Kanghai el Mongol

En ese ciclo, y aprovechando sus ojos rasgados de estilo oriental, el luchador interpretó al Chino Paw Low. Tiempo después, se integraría a la tercera camada de Titanes en el ring, en el canal 11, donde debuta en 1977 con un personaje que tiene poca trascendencia: un italiano llamado Salvatore Campisano que luchaba con la típica malla negra con breteles del catch. “Arévalo contaba, como dato pintoresco, que había nacido en un barco. Sus padres eran españoles, pero la nave tenía bandera italiana. Posiblemente Karadagián se inspiró en eso para hacer un personaje de Italia”.

Pero la escasa repercusión en el público que tuvo Campisano provocó que Karadagián cambiara el destino de este integrante de su troupe. Entonces, nuevamente pesaron sus rasgos de oriente y en 1978 surgió el personaje de mongol. En principio, Arévalo iba a ser de Gengis Kan y otro luchador, de Kanghai, pero los roles se cambiaron.

“Karadagián designó primero a José Rodríguez Levi para el rol de Kanghai, pero resulta que él fue a la embajada de Mongolia para estudiar quién era ese personaje, que aparentemente era jefe de guardia del ejército de Gengis Kan, y se dio cuenta que él (Levi) tenía el phisique du role más parecido a Gengis Kan y que el otro, Kanghai, se parecía mucho a Arévalo”, explica Roncoli, que luego añade: “Levi le comenta esto a Karadagián, que entonces lo hace rapar a Arévalo y se deja los bigotes largos”. Así nació ese personaje que tuvo una enorme repercusión en el público.

Entre 1978 y 1982, Arévalo jugó el rol de Kanghai que, si bien formaba parte de los luchadores “malos”, era uno de los personajes más populares de una camada que incluía recordados personajes como el Hombre Vegetal, Mr. Moto, Julio César o El Androide. “Kanghai y Gengis Kan jugaban en binomio. Eran los dos malos y se complementaban. En lucha de parejas peleaban siempre juntos”, dice el periodista que es autor de Un ladrido de perros a la luna, que habla de los orígenes del catch en la Argentina.

“Paulina Karadagián le tenía bastante miedo”

Roncoli describe a Arévalo en sus tiempos de Kanghai como un luchador “alto y fuerte”. Su robusta contextura física no provenía de largas horas en el gimnasio si no más bien del oficio que él había desempeñado en su juventud. “Tenía el físico de un tipo que había trabajado como camionero, que cargaba y descargaba yerba mate”, dice el estudioso del catch.

Como una curiosidad que revela lo que provocaba Kanghai en los niños, Roncoli cuenta algo que pasaba tras bambalinas en los shows de Titanes en el ring: “Paulina Karadagián, la hija de Martín, le tenía bastante miedo al mongol de Arévalo. Lo veía entrar y le tenía miedo”.

El periodista recuerda otra particularidad de aquel luchador: “Entraba con unas ojotas que tenían una plataforma de madera pero después luchaba descalzo”. Si bien no tenía golpes característicos, o alguna toma con nombre propio, Kanghai se caracterizaba por utilizar patadas como de karate. “Tenía mucha elasticidad en las piernas. Pateaba alto y pegaba tranquilamente en el pecho o la cara a cualquier otro. No era un tipo que se caracterizaba por la agilidad, pero era un pesado con movilidad”, describe.

El año de mayor popularidad de Kanghai, quizás también de esa camada de los Titanes, fue 1982. “De un año al otro le cambian el personaje por otro mongol, parecido, que se llamaba Altan Bulak. No se entendió muy bien por qué, eran esas cosas que hacía Karadagián...”, explica el periodista.

Árbitro de pulseadas

Pocos conocían el nombre y el apellido real de la persona que se subía a los rings. Pero esa situación cambiaría unos años después. Es que, en 1987, el mismísimo José Luis Arévalo, ya sin ningún disfraz, se haría popularmente conocido por su participación en el ciclo La noche del domingo, que conducía Gerardo Sofovich.

Allí, con la misma calvicie y los bigotes que había tenido como mongol, en silencio y con “la cara pétrea”, como señala Roncoli, Arévalo actuaba como el ecuánime juez en los campeonatos de pulseadas que se desarrollaban en el programa y que durante mucho tiempo fueron un furor entre los televidentes. Era uno de los entretenimientos que más le rendían al conductor y productor televisivo, que sabía que el lunes, en las oficinas o en sus trabajos, todo el mundo hablaría de eso.

“Arévalo, como la mayoría de los luchadores, trabajaban como dobles de riesgo en el cine -cuenta Roncoli-. Sofovich lo conoció en una película de (Juan Carlos) Calabró que él dirigía, Johny Tolengo, el majestuoso. Él estaba con la idea de hacer lo de las pulseadas y se lo comentó”.

De esta manera, el hombre que había brillado como mongol en las huestes del programa de catch más célebre de la televisión se instalaba ahora en un ciclo que se convertiría en un emblema de las audiciones de entretenimientos. De pie junto a Sofovich frente a una mesa alta, Arévalo controlaba que todo se desarrollara acorde a las reglas en la competencia en la que dos forzudos estrechaban sus manos derechas para tratar de vencer la resistencia del otro en encarnizadas pulseadas. Su tarea como árbitro se prolongó por años, mientras duró este juego en el ciclo de Sofovich, hasta finales de los años ‘90.

Su participación en el cine

En el año 1997, en un regreso especial de los Titanes en el Ring, Arévalo volvió a ponerse en la piel de Kanghai. Pero fue un paso muy efímero por el ring.

Pulseadas En La Noche Del Domingo-1998-Parte 2

Otra de los codeos de Arévalo con el mundo del espectáculo se dio entre 1983 y 1987, cuando fue partícipe de varias producciones de cine. Trabajó en Deathstalker y Barbarian Queen y El guerrero y la hechicera, tres película argentino-estadonidenses producidas por el famoso realizador de clase b norteamericano, Roger Corman. Además, Arévalo participó en la película de la troupe que lo hizo famoso, Titanes en el ring contraataca.

Roncoli, que trató bastante con Arévalo en otros tiempos, asegura que la muerte del luchador, a los 83 años, luego de sufrir una afección cardíaca, le provocó tristeza. Y lo recuerda así: “Era muy afable, muy simpático. Era muy profesional. Hacía muy bien el rol de malo. De luchador antipático”.

El legado de Arévalo

A diferencia de lo que ocurre en otros países con el catch, en la Argentina, de acuerdo al periodista especializado en estas lides, este tipo de lucha coreografiada, de la mano de Karadagián, hizo un “viraje temático” que orienta más el show hacia los niños, con personajes que tienen rasgos humorísticos, y otros que se relacionan más con la mentalidad infantil. El resultado fue un show único, donde se podía ver luchando sobre el ring “a un emperador romano con un extraterrestre”, dice Roncoli.

En el sentido de tratarse de un espectáculo que se convirtió en entrañable para los niños, es muy lógico que los personajes de los Titanes en el ring subsistan en la memoria de varias generaciones. Es el caso de Kanghai, el indomable mongol que, pese a su carácter de malvado, será recordado con una sonrisa por los adultos que han sido sus pequeños espectadores. Esa sonrisa es el legado que José Luis Arévalo deja tras su partida.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/de-la-ruta-al-ring-el-camionero-que-se-convirtio-en-uno-de-los-villanos-emblematicos-de-titanes-en-nid15012025/

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