El color de 2026 viene con polémica incluida
NUEVA YORK.– En Estados Unidos, pocas reglas sociales parecen tan arbitrarias —y tan sólidas— como la que prohíbe usar pantalones blancos después del Labor Day, el feriado que marca oficia...
NUEVA YORK.– En Estados Unidos, pocas reglas sociales parecen tan arbitrarias —y tan sólidas— como la que prohíbe usar pantalones blancos después del Labor Day, el feriado que marca oficialmente el final de las vacaciones de verano. Es uno de esos mandamientos silenciosos que se supone separan a quienes “saben” de quienes no, una tradición transmitida casi como si formara parte del ADN cultural del país.
Incluso en la Gran Manzana esta ley no escrita se mantiene con más seriedad de lo que uno podría imaginar. Por eso resulta sorprendente que, esta semana, ya al borde del invierno, el blanco haya vuelto a invadir la ciudad: en los vestidos brillantes para las fiestas de fin de año, en los abrigos gigantes de plumas, en las botas y en muchos, muchísimos pantalones.
Coincidentemente —o ciertamente no para una ciudad que se precia de siempre estar un paso adelante en todo—, Pantone anunció que Cloud Dancer, un blanco neutro que remite a esas nubes que parecen bailar en el cielo, será el color del año 2026. Desde 1999 Pantone elige un “color del año”, una selección que termina influyendo la vestimenta, la decoración y los anhelos materiales durante los meses siguientes. Para 2026, la empresa describió Cloud Dancer como “un blanco vaporoso impregnado de una sensación de serenidad” y “un símbolo de influencia calmante en una sociedad frenética que redescubre el valor de la consideración mesurada y la reflexión silenciosa”. Pero la polémica estalló casi de inmediato.
La empresa aseguró: “Los tonos de piel no tuvieron absolutamente nada que ver con esta elección”
En redes sociales, comentaristas progresistas señalaron que elegir un tono de blanco remitía, incómodamente, a ideas de superioridad racial. Otros se burlaron de esa lectura, acusándola de ejemplo perfecto de wokeísmo sin sentido, recordando además que el color del año pasado había sido un marrón oscuro y profundo. Lo cierto es que, en sus 26 años de vida, es la primera vez que Pantone elige un blanco (lo más cercano había sido un beige claro en 2006), y todos los medios lo abordaron.
La editora de moda de The New York Times, Vanessa Friedman, escribió: “Dado el discurso político reciente, cuando oigo ‘blanco’, me vienen a la mente asociaciones menos saludables —unas que dudo que Pantone haya considerado, pero que podrían torcerse en direcciones bastante incómodas”. En ArtNews, Alex Greenberger señaló que “en una era de tensiones crecientes y apuestas altísimas, uno desearía que Pantone hubiera elegido una dirección un poco más sensible.” Y, según Forbes, hubo incluso quienes especularon con que la elección se hizo “sin la participación de personas de grupos diversos”, dando a entender que esto habría contribuido a pasar por alto los posibles subtextos raciales o culturales. Pantone, por supuesto, dijo que eran todas fantasías. En declaraciones al Washington Post —porque no hubo medio, digital o tradicional, que no se sumara al debate—, la empresa aseguró: “Los tonos de piel no tuvieron absolutamente nada que ver con esta elección”.
La explicación oficial insiste en que Cloud Dancer representa claridad, amplitud, renovación y una necesidad colectiva de espacio mental despejado. Y algunos estuvieron de acuerdo. En el propio New York Times, el periodista Alex Vadukul señaló; “Desde un punto de vista sensorial, creo que soy fan. Hay algo exploratorio y un poco misterioso en él”.
En lo que respecta a esta cronista, la noticia la encontró paseando con los jeans blancos que son su uniforme estival y que, de pronto, parecían cromáticamente impecables también en diciembre, lo cual fue muy agradable. El único problema serio con Cloud Dancer parecería ser el de siempre: todo lo blanco en esta ciudad —hasta la nieve recién caída— se vuelve gris en cuestión de minutos. Personalmente, cualquier teoría conspirativa sobre la elección del color del año suena muy improbable. Pero si algún día se descubriera que quienes realmente celebraron el anuncio fueron los fabricantes de detergentes, los productores de quitamanchas y las asociaciones de tintoreros, eso sí que no sorprendería demasiado.