Elogio de la inestabilidad: un banquete surrealista y otras formas de reordenar el mundo
La historia de la cabeza de hipopótamo que se exhibe en La Boca se remonta al siglo XIV antes de Cristo. Es la recreación de otra similar proveniente de Egipto, que pertenece a la colección del ...
La historia de la cabeza de hipopótamo que se exhibe en La Boca se remonta al siglo XIV antes de Cristo. Es la recreación de otra similar proveniente de Egipto, que pertenece a la colección del Museo Metropolitano de Nueva York y que el artista rosarino Adrián Villar Rojas escaneó para imprimir en 3D. Forma parte El teatro de la desaparición, monumental obra presentada en la terraza del Met hace casi una década, en la cual incluyó varias reproducciones de uno de los acervos más importantes de la cultura universal. Y ahora integra la muestra El orden imposible del mundo. Arte contemporáneo, alojada hasta marzo en Fundación Proa.
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Esa parte del cuerpo del animal es sostenida por un joven cuya mirada está enmarcada, a su vez, por un par de manos suspendidas en el aire. Apenas una de varias situaciones surrealistas creadas por este artista rosarino que llegó a exhibir en la Bienal de Venecia y en la Documenta de Kassel, y que conforman lo que el curador Francisco Lemus define como “un banquete escultórico”. “Mesas sobre un piso ajedrezado, figuras humanas detenidas en gestos ambiguos, objetos híbridos, vegetación y mobiliario evocan un ritual suspendido -señala-. Esta escena desarma la linealidad de la historia del arte y propone un relato fracturado donde lo antiguo y lo contemporáneo conviven en un mismo plano”.
De esa manera, apunta, “futuro, pasado y versiones alternativas del presente coexisten como un todo. Esta construcción responde a una pregunta central en su práctica: ¿qué ocurriría si pudiéramos observarnos como humanidad desde una perspectiva casi ajena?”
Algunas posibilidades de lo que ocurriría están representadas en esta exposición compuesta, sobre todo, por instalaciones monumentales realizadas por artistas argentinos. En su mayoría fueron aportadas por cuatro importantes colecciones: Balanz –a la cual pertenece la obra de Villar Rojas-, Cherñajovsky, Oxenford y la de J.K. Brown y Eric Diefenbach.
Registros arqueológicos, de archivos, cotidianos y de la vida urbana se proponen como “un ejercicio: un intento por hacer visible la inestabilidad que define nuestra época y, al mismo tiempo, por mostrar que en esa inestabilidad también emergen nuevas formas de pensar, de conectar e imaginar”.
Un ejemplo es Dólares - Rapto Paintants (2007), escultura de Fabián Marcaccio conformada por billetes deformados y casi orgánicos, un conjunto que parecen tener una volatilidad proporcional a la economía de nuestro país. “La historia del dólar en la Argentina —marcada por crisis, inflación y tensiones políticas— da marco a esta obra que materializa al dólar como un cuerpo en descomposición –observa Lemus-. Al hacerlo, activa una lectura crítica sobre su peso simbólico y convierte un emblema del poder económico en una imagen de fragilidad e inestabilidad que aún resuena en el presente”.
Otra metáfora de esa imposibilidad de ordenar el mundo está representada en Escucha clandestina (2011), instalación de Amalia Pica compuesta por vasos de distintos colores apoyados contra una pared. Nacida en Neuquén y radicada en Londres, esta artista aborda los sistemas de comunicación y las formas de organización de la vida social.
“Utiliza materiales simples y objetos cotidianos para explorar cómo circula la información, cómo se malinterpreta, se oculta o se celebra –dice Lemus-. Sus obras dialogan con la historia política reciente y proponen acciones colaborativas, performances y esculturas, activando nuevas formas de encuentro. Su práctica revela que la comunicación resulta siempre frágil, incompleta y, sin embargo, fundamental para imaginar vínculos comunes”.
La precariedad del mundo que habitamos se hace aún más evidente en la propuesta de Diego Bianchi. En su doble rol de artista y curador, diseñó la última sala del recorrido de manera similar a como lo hizo en el Museo Moderno en 2017 y cinco años después en el Centro de Arte 2 de Mayo, en las afueras de Madrid. La idea de una “urgencia material” está representada por obras propias y de colegas como Nicanor Aráoz, Marcelo Pombo y Eduardo Costa, realizadas con recursos mínimos y gestos precisos. Revela, así, que la potencia de una obra no depende de su escala.
“El arte, al tratarse de una polifonía de miradas, sensibilidades y tensiones, enfatiza la controversia entre orden y diversidad”, señala Adriana Rosenberg, presidenta de Fundación Proa. En esta muestra, según ella, “el espectador puede contemplar y encontrar herramientas para comprender el mundo que lo rodea, dejando que la incertidumbre sea un componente más del pensamiento”.
Para agendar:El orden imposible del mundo. Arte Contemporáneo, hasta marzo en Fundación Proa (Av. Don Pedro de Mendoza 1929). Miércoles a domingos, de 12 a 19; visitas guiadas a las 15 y 17. Jueves a domingos, entrada general: $6000; miércoles sin cargo.