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Emiliano Kargieman: “Un data center de IA no es una fuente de empleo para la Argentina. Es una fuente de dólares”

“Hay 7 mil millones de dólares para la construcción de la infraestructura de Inteligencia Artificial (IA) en la Patagonia y la mitad quedará en el país”, dice. “Para la construcción, los...

Emiliano Kargieman: “Un data center de IA no es una fuente de empleo para la Argentina. Es una fuente de dólares”

“Hay 7 mil millones de dólares para la construcción de la infraestructura de Inteligencia Artificial (IA) en la Patagonia y la mitad quedará en el país”, dice. “Para la construcción, los...

“Hay 7 mil millones de dólares para la construcción de la infraestructura de Inteligencia Artificial (IA) en la Patagonia y la mitad quedará en el país”, dice. “Para la construcción, los data centers requieren emplear a miles de personas. Para su operación posterior, emplea unas cien personas. No es una fuente directa de empleo”, aclara. “No es esa la manera en que esta inversión va a contribuir al país”, sigue. “El desarrollo de infraestructura de IA contribuye al país no solo generando una línea de ingresos de exportaciones de servicios de cómputo, dólares. También permite posicionarse estratégicamente y mejorar la competitividad de las empresas y la eficiencia del Estado”, sostiene.

“La Argentina en general tiene una oportunidad concreta alrededor de la generación de energía, sobre todo en energía renovable, pero también con Vaca Muerta, para el sector de IA”, asegura. “Hoy la posición de Estados Unidos con respecto al rol de la IA y de la infraestructura de IA en términos geopolíticos trasciende a un gobierno”, dice. “La alineación geopolítica de la Argentina con EE.UU. es clave en el desarrollo de la IA”, reflexiona. “En la Argentina, el proyecto de data centers de IA tiene que ser una política de Estado como lo fue la energía nuclear o aeroespacial”, propone. “Para los inversores, el RIGI es razonable para hacer inversiones de largo plazo en IA”, destaca.

“Existe una oportunidad para la Argentina en IA, pero tiene que capturarla”, advierte. “Sam Altman dijo que es probable que haya una burbuja de IA”, reconoce. “Está bien: es parte del proceso económico natural, de cómo se financian estas grandes transformaciones de infraestructura. Va a haber momentos de sobreinversión y también de corrección”, concede.

“Todas las grandes transformaciones industriales vinieron acompañadas de burbujas”, destaca. “Pero hay una expectativa de multiplicar por seis o por ocho la demanda de infraestructura de IA en los próximos cuatro o cinco años. Ahora, la cuestión es si es suficiente para que Sam pueda pagar todos los cheques que está emitiendo en este momento”, plantea. “En tecnología, los argentinos tienen una alta penetración en el mundo”, subraya. “Para un proyecto de infraestructura de IA, más que OpenAI o no OpenAI, lo que importa es la demanda a largo plazo del sector”, concluye.

El emprendedor tecnológico Emiliano Kargieman estuvo en La Repregunta. Kargieman, junto con Matías Travizano, uno de los argentinos más destacados en el ecosistema de emprendedores tecnológicos, recientemente fallecido, fundaron Sur Energy, la empresa que se alió con Sam Altman y OpenAI para construir un data center de IA en la Patagonia argentina. También es CEO y fundador de Satellogic, uno de los jugadores más relevantes en el sector aeroespacial de mapeo de la Tierra y generación de datos para gobiernos y empresas.

IA, ¿nuevas oportunidades para la Argentina? La IA y la infraestructura para la IA argentina, ¿también trae riesgos? ¿Hay riesgos de una burbuja de IA como sucedió con la burbuja de Internet? Los debates en la economía de la IA: circularidad, sostenibilidad, empleo y demanda energética. Kargieman dio su análisis.

Aquí, la entrevista completa.

Inteligencia Artificial en la Patagonia, ¿por qué es una geografía estratégica?

-Causó muchísimo interés el anuncio de hace casi dos meses sobre la alianza estratégica entre OpenAI, conocida por el ChatGPT, y la empresa recientemente creada por Matías Travizano (NdR: emprendedor tecnológico argentino recientemente fallecido) y usted para proveer de energía y de infraestructura de ICloud para la IA desde la Patagonia argentina. ¿Por qué es tan central y estratégica esa ubicación geográfica?

-Hay que separar el hype de la realidad. Lo cierto es que la Argentina en general tiene una oportunidad concreta alrededor de la generación de energía, sobre todo en energía renovable, pero también con Vaca Muerta, para el sector de IA. Muchos otros países del mundo también tienen esa oportunidad porque la demanda global de energía para el sector está creciendo enormemente. La demanda de energía global se va a multiplicar liderada por el crecimiento de la demanda de IA. La Argentina es uno de esos lugares del mundo con un potencial. Tiene la posibilidad de atraer parte de esas inversiones. La Patagonia está bien posicionada porque tiene energía eólica en Chubut, usinas hidroeléctricas sobre el río Limay, energía renovable con una capacidad ya instalada significativa. También porque tiene a Vaca Muerta con el gas natural, que siempre es parte de la ecuación para construir sistemas de energía confiables a largo plazo. La Argentina también tiene potencial en el norte, en Catamarca, con la energía solar. Toda la Argentina está muy bien configurada para aprovechar la energía eólica, la solar y el gas de Vaca Muerta, más un poquito de energía hidroeléctrica. Es una matriz energética con posibilidades de crecer y de sumar muchos gigas de generación de energía que se pueden viabilizar para IA o para otros sectores. Sumale que la Argentina tiene buena conectividad de fibra óptica, sobre todo con la región, con líneas de fibra óptica troncales que salen por el Atlántico para el lado de Estados Unidos y la conexión, a través de Chile, por el Pacífico. Con todas esas características, la Argentina es un buen lugar, sobre todo pensando en un futuro, con los data centers de IA que empiezan a estar distribuidos y los proveedores de servicios de IA quieren estar cerca de sus clientes, en particular en Latinoamérica.

-¿Por qué se privilegia a la Patagonia y no el norte argentino, que usted señala que también tiene potencial? ¿El tener el océano cerca es también una variable importante? Estos centros que usan tan intensivamente la energía también necesitan enfriamiento. ¿Se usa para eso el agua disponible?

-El acceso al agua es importante. No es que esta infraestructura evapore y gaste agua: son circuitos cerrados; el agua está metida en una serpentina que se usa para enfriar, donde se recicla. No consume agua todo el tiempo, pero tener acceso al agua es importante. La temperatura ambiente de la Patagonia, más baja, también ayuda.

-El frío del sur es mejor que el calor del norte.

-En algún sentido, es mejor; es un factor un poco marginal, pero es mejor que en el norte. Un factor a favor de la Patagonia es la localización de los troncales de conectividad de fibra. Es una combinación de acceso a la red energética, a las líneas de alta tensión de 500 kilovoltios, a las troncales de fibra óptica y al agua, más la disponibilidad de tierras y los permisos. Esa trama de factores configura el mapa de los lugares razonables. Nosotros estamos viendo unos cinco lugares alrededor del país, sobre todo en Neuquén, Río Negro y Chubut, pero también en el resto del país. En los próximos dos o tres meses, vamos a terminar la selección del lugar en donde nos vamos a instalar.

-¿Es en el sur pero falta definir en qué provincia puntualmente?

-Sí porque hay muchos lugares que cumplen con estas características. Tenemos que encontrar el mejor de todos. Parte de la decisión es nuestra y en parte, de Open AI: dónde sienten que se cumple mejor las características de lo que necesitan.

RIGI de Milei, ¿alcanza para convencer a los inversores tecnológicos?

-Antes del “pero” que quedó flotando, porque me interesan mucho los “pero”... Quiero plantearle este tema: además de las condiciones geográficas, que también tienen que ver con la matriz productiva en la que incluyen temas de clima o de suelo, de agua disponible, ¿cuánto pesan las regulaciones provinciales en materia de inversiones que llegan desde el exterior en relación al aprovechamiento de los recursos naturales? El RIGI funciona como paraguas de esta inversión, que puede llegar a demandar 25 mil millones de dólares. Ahora, cada provincia tiene su propio régimen. ¿Cuánto de eso va a condicionar la decisión de instalarse en una u otra de las provincias del sur argentino?

-El RIGI es clave porque sin el RIGI, hacer una inversión de CAPEX de esta dimensión en la Argentina, sería muy difícil. Sobre todo en el caso de una inversión que tiene un repago recién en veinte o veinticinco años. Sería muy difícil sin un marco que ayude a generar algo de estabilidad, lo que ha faltado históricamente en la Argentina. En relación con los regímenes provinciales, los estamos estudiando y analizando. Ayudan, pero son un factor un poco más marginal. La decisión principal va a pasar por encontrar el lugar correcto que reúna esta cercanía a las dos o tres dimensiones que necesitamos. Hay una cantidad de lugares y trataremos de encontrar el que nos ofrezca las mejores condiciones. Los regímenes provinciales ayudan sobre todo en el proceso de permisos y de zonificación de la tierra. Se tienen que mover a una velocidad que acompañe la velocidad de un proyecto de este tipo, que apunta a tener un data center funcionando en un año. Es un proyecto que trae beneficios para la provincia donde se instale, beneficios directos y también beneficios indirectos. Obviamente contamos con trabajar con los gobernadores y con sus equipos para encontrar la manera de viabilizar y hacer funcionar el proyecto en los tiempos necesarios.

-Usted es argentino. Conoce bien el problema argentino y sus crisis cíclicas, endémicas, repetidas en una frecuencia cada vez más corta. Todo en este mundo se acelera, incluidas las crisis. ¿Le resulta creíble la sostenibilidad de las promesas intertemporales del RIGI?

-Más allá de las promesas, hay un marco legal que es lo que importa.

-Pero en la Argentina los marcos legales cambian.

-En este caso, es un marco legal que designa como jurisdicción de arbitraje una jurisdicción internacional. Algunas definiciones hacen que sea más difícil cambiar las condiciones. Más allá de cómo lo estoy viendo yo que, como todos los argentinos, tenemos mucha esperanza, pero también tenemos mucha experiencia en este tipo de cosas, lo importante es cómo lo están viendo los inversores internacionales. Lo hemos analizado junto con ellos. Ven este framework como un marco razonable para viabilizar una inversión de este tipo.

Alianza Milei-Trump. ¿Cuánto influye en la decisión de los inversores en IA?

-¿La Argentina compite, por ejemplo, con el atractivo que puede tener Chile, que también tiene una zona sur fría, pero que aun con la alternancia política que se viene dando en cada cambio de gobierno, tiene una continuidad macroeconómica y una continuidad legal impecable comparada con la Argentina?

-Ese era mi “pero”, justamente. La Argentina tiene buenas características básicas, pero no es que acá hay ni mejor ni más energía, ni mejor clima... Chile también cumple con muchas de las características de la Argentina. También Brasil cumple con esas condiciones. Paraguay tiene un montón de energía hidroeléctrica. El “pero” es que, claramente, la Argentina tiene una oportunidad, pero no es el único país del mundo que tiene la oportunidad.

-Ni de la región.

-La oportunidad hay que ir y capturarla. Ése es el “pero”: la oportunidad existe, pero hay que ir y capturarla. En el desarrollo de este proyecto es clave no sólo las características de generación energética y la conectividad y demás. También es clave la alineación geopolítica entre la Argentina y Estados Unidos, la relación que tiene Milei con Trump. Es importante el hecho de que Milei haya ido a Silicon Valley para sentarse delante de Sam Altman, Mark Zuckerberg (Meta), Tim Cook (Apple) y Sundar Pichai (Google) para decirles: “La Argentina está abierta para que vengan a hacer este tipo de inversiones”.

-Mat Travizano tuvo un rol importante en ese encuentro.

-Mat lo ayudó a organizar esa agenda, a cerrar esas reuniones, a sentarse frente a esta gente. Gracias a ese trabajo de posicionamiento del país, que en el caso Silicon Valley lo hizo mucho Mat, el viaje de Milei fue fundamental y también la visión que llevó Demian Reidel para allá. Esto fue muy clave

-Se refiere al presidente de Nucleoeléctrica Argentina y del Consejo Nuclear Argentino.

-Sí. En aquel momento, era asesor de Milei. Eso fue clave para posicionar al país. Y este alineamiento geopolítico de la Argentina con Estados Unidos también hace a este proceso que hoy está sucediendo en la IA en particular. Tiene que ver con posicionar estas banderitas en el mapa del mundo. Hay un proceso en discusión de quién va a desarrollar la infraestructura de IA en distintas partes del mundo: si Estados Unidos o China.

-La alianza de Milei con Estados Unidos es clave en la percepción que tienen los inversores en relación a la sostenibilidad de sus decisiones de inversión en la Argentina.

En ese sentido, ¿no les preocupa la alternancia política en Estados Unidos?

-La alternancia política en todos lados, en Estados Unidos, en Argentina, en todos lados.

-Pero en el caso de la Argentina, el garante de su credibilidad es Estados Unidos y su vínculo con Estados Unidos. ¿La alternancia política que se puede dar en Estados Unidos genera algún tipo de preocupación en ese ecosistema de inversores tecnológicos?

-No porque hoy la posición de Estados Unidos con respecto al rol de la IA y de la infraestructura de IA en términos geopolíticos trasciende a un gobierno. Desde ese punto de vista, la Argentina tendría que mirar el tema de la misma manera: el proyecto de desarrollar infraestructura de IA en el país le permite a la Argentina no sólo generar una línea de ingresos de exportaciones de servicios de cómputo, dólares, en una vertical que hasta ahora no tiene desarrollada y puede ser súper significativa para el país. También permite posicionarse estratégicamente en el mundo y mejorar la competitividad de las empresas y la eficiencia del Estado. Hay que pensar esta oportunidad como un proyecto que trasciende a cualquier gobierno y a cualquier signo político. Yo vengo de la industria aeroespacial. Así como la Argentina tiene una historia de más de cuarenta años de invertir en el sector aeroespacial, una historia que ha atravesado gobiernos de todos los signos políticos… Así como en la industria nuclear también hay una historia de más de cincuenta años de invertir en tecnología…

-Vaca Muerta también es visto como un ejemplo de una inversión sostenida como proyecto de Estado en tres gobiernos por lo menos.

-La IA tiene que ser una de estas verticales. Se puede pensar como algo netamente positivo para la manera en que la Argentina se inserta en el mundo y tiene que atravesar gobiernos de distinto signo político. Lo que nosotros vemos que esta coyuntura, esta alineación entre la Argentina y Estados Unidos, nos permite dar este paso y convertirnos en el first mover en la región, los primeros en dar este paso en la región, en América Latina. Una vez dado este paso, esperamos que vengan muchos otros centros de este estilo al país. Pero una vez dado este primer paso, hay que mantener esto como una política de Estado a largo plazo. Necesariamente va a tener que trascender gobiernos de todos los signos políticos, digamos.

IA patagónica y demanda de energía. ¿Puede colapsar la infraestructura energética?

-Para que trascienda el signo político del gobierno actual, que es el que cierra ese tipo de políticas y le da la bienvenida a ese tipo de proyectos, hay que atravesar varios obstáculos. Usted señaló un “pero”, la competencia de países vecinos que también cuenta con condiciones interesantes como la Argentina. Además, hay debates internos argentinos, y discusiones globales en torno a la IA. En el frente interno, en general, cuando se instala una nueva matriz productiva o tecnológica, hay reparos sobre el impacto, por ejemplo, medioambiental. En este caso, en relación a la demanda extremadamente intensiva de energía necesaria para operar la IA. Sam Altman, el CEO de Open AI, explica que una consulta promedio al ChatGPT, como la que uno le hace casi jugando, consume 0,34 vatios-hora aproximadamente, lo que consumiría un horno en poco más de un segundo o una bombilla de alta eficiencia en un par de minutos. Que una sola pregunta consuma semejante cantidad de energía parece delicado. En la Argentina, las objeciones que se empiezan a dar apuntan, por un lado, a las torres de alta tensión: ¿tienen capacidad para mover los watts suficientes para la industria ya instalada en la Argentina, para los hogares y, además, para responder a la demanda tan extrema que va a implicar este data center en la Patagonia?

-Sí. Hoy la Argentina genera y consume aproximadamente unos 14 gigavatios de energía en términos de capacidad. El data center consumiría 500 megavatios, o sea, 0,5 gigavatios. La Argentina pasaría de consumir de 14 a 14,5 gigavatios. Es un porcentaje significativo.

-Ese consumo en un solo data center, pero no es imposible.

-No está fuera de escala. Para llegar a los 500 megavatios, se da un proceso de ramp-up: se empieza con 100 y vas creciendo. Lo que permite tener una demanda de este estilo, de largo plazo, es ir armando la infraestructura para servir a esa demanda. Además de construir el data center, vamos a construir la infraestructura para la generación y distribución de energía para abastecer el data center.

-En la Argentina, salta un fusible en una planta y queda todo el país sin luz. Usted plantea que este proyecto va a contribuir a corregir esos problemas.

-Además de construir el data center, para abastecerlo vamos a tener que invertir en construir también la generación y la distribución de energía que hace falta: construir redes de distribución, subestaciones eléctricas y también, infraestructura de generación de energía.

-Ya están involucrados Central Puerto…

-Y Genneia.

-Genneia, empresa de energías renovables.

-Sí. Tenemos un acuerdo con Central Puerto y con Genneia. Son dos de las compañías de generación eléctrica más importantes del país. El objetivo es abastecer de energía al data center en parte con energía que hoy existe, pero en parte con generación que se tiene que construir.

Infraestructura de IA, ¿por qué el empleo no es su contribución a la Argentina?

-Otra objeción que se plantea tiene que ver con el tema del empleo y de buenos salarios en la Argentina. Hay quienes dicen que el proyecto va a acarrear una contratación más masiva en el momento de la construcción de la infraestructura, pero no tanto a futuro, cuando arranque la operación. ¿Cómo lo ve?

-No sólo hay gente que lo dice. Yo también lo digo porque la inversión funciona así: estos data centers requieren emplear a miles de personas en el proceso de construcción.

-Para construir el data center, todas las redes y las mejoras que hay que hacer.

-Sí, construcción en el sector de la generación eléctrica, en la transmisión, en la conectividad, en el galpón que tenés que armar para la instalación de los equipos. Son realmente miles de personas involucradas. Ahora, en el momento de operación a régimen, un data center de este estilo emplea quizás cien personas. No es una fuente directa de empleo. No es esa la manera en que esta inversión va a contribuir al país. Y eso no es ni positivo ni negativo. La manera en que un data center de este estilo contribuye al país es generando una línea de exportación de servicios de cómputo. Lo que OpenAI compra es un servicio de cómputo, minutos de una computadora prendida dentro de ese datacenter. Ese servicio de cómputo es una exportación para el país. Tiene que tener una dimensión significativa. El data center cuesta 25 mil millones de dólares. Hay que amortizarlo en veinte años. Quiere decir que en ese plazo, vas a tener que generar servicios de exportación de cómputo por un monto superior a esos 25 mil millones de dólares. Son servicios de exportación de miles de millones de dólares al año: al día de hoy, es una línea, una vertical de exportación que la Argentina no tiene. Esas exportaciones son ingreso de divisas neto para el país, impuestos que se pagan sobre por las exportaciones de servicios. Hay beneficios directos en la contratación de mano de obra en el momento de la construcción. De los 25 mil millones de dólares, unos 18 mil van a Nvidia por comprarle las GPU (NdelE: componentes de las tarjetas gráficas de las computadoras). Pero hay 7 mil millones de dólares que van a la construcción. Probablemente la mitad de ese monto queda en el país como parte de constructoras y compañías locales a cargo de los suministros.

-Toda la cadena de provisión para concretar toda esa construcción. Pico y pala de la IA.

-Sí. Ahí hay un beneficio directo. Después, está el beneficio de la exportación de servicios. Además de eso, un beneficio indirecto con las regalías a pagar por la generación de energía. Y hay otro beneficio indirecto: tener en el país un data center de este tipo le permite a las empresas argentinas mejorar su competitividad porque habrá una latencia menor porque podés guardar los datos en el país. Al Estado le permite guardar los datos que opera en la jurisdicción del país. Todas estas cosas empiezan a generar beneficios. Al igual que las empresas, en los próximos diez años, los Estados se van a transformar para ser más eficientes usando IA. No hay duda de eso. Sólo se puede hacer eso si los datos de los ciudadanos están manejados en un entorno sobre el que el Estado tiene control jurisdiccional. Un datacenter de este tipo en la Argentina le da al país el puntapié inicial para una transformación profunda de la eficiencia y de la transparencia de la operación del Estado, a partir del control de los datos. Estas cosas no son menores. Es una función estratégica a largo plazo.

IA, ¿otra burbuja a punto de estallar? ¿Es sostenible la inversión de OpenIA en Argentina?

-El largo plazo es la gran pregunta. Esta economía de la IA generativa, con este salto de escala del uso de la energía y de la capitalización y la inversión necesaria para seguir mejorando la IA para aumentar la capacidad de cómputo, que es el secreto de toda esta historia, ¿es sostenible o no? Hay una gran discusión que se está instalando en el primer mundo sobre si se corre el riesgo de que esto sea una nueva burbuja de Internet. Me interesa ir viendo las capas de esa conversación porque no está tan instalada en la Argentina. Acá se ve más en la oportunidad, pero en los medios internacionales ya es una discusión frecuente.La primera cuestión es esta alianza entre Sur Energy y Open AI. Sur Energy construye esta infraestructura energética y de computación, las torres de energía y los ladrillos del edificio para las computadoras, y OpenAI se compromete a comprarle ese servicio durante determinada cantidad de tiempo.

-Correcto.

-Hay una duda y una pregunta sobre esa circularidad y si es sostenible con el correr del tiempo en el caso de OpenAI porque todavía no genera una rentabilidad tal que permita imaginar de dónde va a sacar la plata para sostener todo este envión. ¿Cómo ve ese debate?

-Primero y principal, es un debate súper sano. Y también es normal: todas las grandes transformaciones industriales vinieron acompañadas de burbujas. Las burbujas se generan porque siempre se genera mucho entusiasmo por el potencial que tiene la transformación y a veces se invierte de antemano más rápido de lo que es la curva de adopción. Entonces hay correcciones.Esto pasa y es normal.

-Es como invertir en edificios para fábricas que después no son ocupados para producir.

-O que tardan en ocuparse diez años más de los que se esperaba. El que invirtió en ese edificio se funde, pero alguien termina usando el edificio. Pasó así en la Revolución Industrial, que fue acompañada por sus propias burbujas. Y pasó en la época de internet. Pero está claro que el impacto de Internet en la transformación de la economía del mundo, en la generación de valor en la economía del mundo no está en discusión. Sin embargo, hubo una ola de sobreinversión muy temprana que terminó con el crash de las puntocom. Después se corrigió. Es cierto que en ese proceso hubo inversores que perdieron. Las telefónicas invirtieron poniendo fibra óptica por todos lados, inversiones en infraestructura que después no pudieron recuperar.

-En ese cuadro, talla Nvidia. Usted la mencionó como el proveedor de chips para toda esta infraestructura, que es clave. Esa empresa está valuada en cifras astronómicas, pero hay un inversor en Estados Unidos, Michael Burry, que pone en duda su futuro. Burry pronosticó que estallaría la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos cuatro años antes de que sucediera, en 2007-2008.

-El de The Big Short.

-Sí, la película de Netflix que cuenta la crisis de los MBS, los mortgage-backedsecurities y toda esa explosión. Burry lo ve cuatro años antes y se shortea cuatro años antes. Ahora se está shorteando contra Nvidia. Dice que va a pasar lo mismo que con la burbuja de internet: una oferta que escala, la oferta de chips y de infraestructura de IA, que asume que la demanda va a escalar igual, pero que esa escalada de demanda no se va a producir. Es el peor de los casos.

-O tarda en producirse. Sí, incluso Sam Altman dijo hace poco que él creía que era probable que hubiera una burbuja de IA.

-Peter Thiel, el fundador de Palantir, se retiró completamente de Nvidia. Vendió todas sus acciones hace dos meses.

-Softbanks hizo lo mismo. Está bien: es parte del proceso económico natural, de cómo se financian estas grandes transformaciones de infraestructura. Va a haber momentos de sobreinversión; habrá momentos de corrección. Ahora, hay que tener en cuenta dos cosas. La primera es la potencia del crecimiento compuesto: hoy la demanda de IA está creciendo en el orden de un 30 o 40 por ciento compuesto al año. Algo que crece año a año el 30 o 40 por ciento crece muy rápido. Hay una expectativa de multiplicar por seis o por ocho la demanda en los próximos cuatro o cinco años. Hoy la demanda ya está teniendo un crecimiento muy significativo. Ahora, si es suficiente para que Sam pueda pagar todos los cheques que está emitiendo en este momento, ¿cuánto tiempo se tiene que mantener este crecimiento del 30 o 40 por ciento para cumplir con esos compromisos? ¿Y qué pasa si dentro de seis o siete años el crecimiento baja de 30 o 40 por ciento a 20 o 15 por ciento? En parte, la apuesta que Altman está haciendo con su compañía es que este crecimiento va a ser sostenible a largo plazo. Él tiene sus argumentos. Desde el punto de vista de alguien como yo que busca construir un proyecto de infraestructura de este tipo, más que OpenAI o no OpenAI, lo que importa es la demanda a largo plazo del sector.

-Es decir, si en el caso de que a OpenAI le vaya mal, va a haber otros demandantes para este tendido de infraestructura.

-Sí, exacto. Hay algo de base que es indudable en todo este contexto: la transformación económica que va a generar la IA en el mundo recién está en su infancia. Son apenas los primeros años de una transformación que va a ser muy significativa durante los próximos veinte o treinta años de la economía del mundo. Dado la demanda que va a haber alrededor de esa transformación, 500 megavatios es nada en el universo de esa demanda. Desde ese punto de vista, nuestra apuesta a la infraestructura, en esa escala, es una apuesta muy segura porque esa demanda va a existir. La infraestructura se va a usar en algo sin importar si es Open AI o no. Ahora, en este período de tiempo inicial en el que Open AI se comprometió a comprar esta demanda, que en el primer contrato es de cinco años, no creo que vaya a haber ningún problema. Pero si no es OpenAI, será otro. La demanda real de generación de energía para el uso de IA va a estar ahí seguro.

China y su capitalismo de Estado, ¿carrera tecnológica y una competencia desleal difícil de superar?

-Dos últimas preguntas. Una tiene que ver con el rol de los Estados. Usted mencionó esta guerra entre Estados Unidos y China. En China, el Estado chino, con su sistema totalitario de partido único, tiene un rol central en ese capitalismo de Estado, en sus empresas y en su ecosistema tecnológico. China, con un Estado tan potente, impulsando toda esa creatividad aplicada al mundo de la IA y de la tecnología, de infraestructura para la IA, ¿es una competencia muy difícil de empatar desde países como Estados Unidos? ¿O Estados Unidos se está convirtiendo también en una especie de China en sus políticas de Estado tecnológicas?

-Da para un análisis largo, pero en términos de nueva generación eléctrica, el ritmo de crecimiento de China en este momento es prácticamente imbatible. En términos de almacenamiento y de generación, es prácticamente imbatible. Estados Unidos, en un montón de sentidos, está plegándose sobre sí mismo. Pero en términos específicos de IA, el mundo en general está pasando a ser un mundo bastante más transaccional. Hoy Estados Unidos está pensando la geopolítica de la IA de una manera muy transaccional.

-¿Qué quiere decir transaccional?

-Punto a punto, vamos a poner una banderita acá…

-Porque necesita algo que tendría que ver con ese punto.

-Sí. Desde hace varios años, el cariz geopolítico está dominando en las inversiones de infraestructura de IA. Hoy Estados Unidos todavía tiene una posición de liderazgo desde el punto de vista tecnológico: en el stack de tecnología que se usa para IA, desde las placas de Nvidia hasta el stack de software. La pregunta es cómo sostiene el liderazgo tecnológico a largo plazo. En parte, implica encontrar aliados internacionales y seguir poniendo estas banderitas en distintos lugares del mundo. Es la manera de pensar el proyecto que estamos haciendo en la Argentina.

Educación argentina. ¿Está lista para subirse al nuevo mundo de la IA o todo lo contrario?

-Última pregunta. Tiene que ver con el capital humano argentino. Usted es un producto de la educación argentina. Mat Travizano también: era físico egresado de la Facultad de Ciencias Exactas en la Universidad de Buenos Aires. Siempre mantuvo un vínculo con la universidad, apoyando a esa facultad en particular. Es decir, jóvenes formados aquí, en la escuela argentina, en la universidad pública, con distintos derroteros, que luego se meten en estos universos tecnológicos y se convierten en emprendedores de vanguardia. ¿Creeque la Argentina todavía tiene una oportunidad para que su sistema educativo acompañe esta transformación de forma masiva? ¿O va a ser un nicho de súper expertos?

-Sí, creo ciento por ciento en eso. Obviamente, la Argentina nunca va a poder competir en términos de talento humano con la India o con China por la cantidad de gente: el 1 por ciento con mejor promedio de la India es mucho más que todos los argentinos. En cantidad, la Argentina no va a poder competir. Pero históricamente, en el sector de tecnologías de la información y de la industria del conocimiento, los argentinos hemos tenido una penetración en el mundo muy por arriba de lo que uno podría esperar de un país del tamaño de la Argentina y tan alejado del mundo. En parte, se debe a la riqueza histórica de la educación en la Argentina. Comparto cierta preocupación actual sobre si se continúa en el tiempo. Pero sin duda, la oportunidad está ahí. No la hemos perdido. Podemos tener un rol significativo en el mundo. Con Mat, pensamos mucho sobre lo que llamamos “la infraestructura del siglo XXI”, qué tipo de infraestructura hacía falta construir para poder saltar a las economías que vienen, la economía de la robótica, de la IA, la matriz de comunicaciones del mundo que viene. Esa visión está alineada en el proyecto de Sur Energy. También pensábamos mucho en cómo podíamos ayudar a insertar a la Argentina en el mundo. Las dos cosas van de la mano. La infraestructura es lo que permite alinear el capital humano detrás de una visión de país, una visión direccional de hacia dónde van las cosas. Si lo pensás históricamente, en la Revolución Industrial, los países que se instalaron rápido generaron un gap, una distancia de crecimiento y desarrollo con los países que tardaron en independizarse que tomó cientos de años empezar a achicar. Con la IA, en los próximos diez o veinte años va a pasar lo mismo. Los países que tengan la posibilidad de adoptar la tecnología rápidamente son los que van a generar una diferencia de crecimiento muy significativa respecto de los países que se atrasen en esa adopción. Tenemos una oportunidad y también una responsabilidad de tomar esa oportunidad. No está regalada.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/conversaciones-de-domingo/emiliano-kargieman-un-data-center-de-ia-no-es-una-fuente-de-empleo-para-la-argentina-es-una-fuente-nid07122025/

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