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Inglaterra vs. Uruguay en el Mundial Sub 20: “El que no salta es un inglés”, botellazos, insultos y gestos hacia las tribunas

LA PLATA.– Faltaban pocos minutos para que finalizara el partido en el Único Diego Armando Maradona, de La Plata. Inglaterra le ganaba a Uruguay por 2 a 1 en la segunda fecha del grupo E del Mun...

LA PLATA.– Faltaban pocos minutos para que finalizara el partido en el Único Diego Armando Maradona, de La Plata. Inglaterra le ganaba a Uruguay por 2 a 1 en la segunda fecha del grupo E del Mundial Sub 20. La atmósfera, a pesar del clima frío y lluvioso, ardía. Según la voz del estadio eran 27.231 espectadores, en su gran mayoría, uruguayos. Y las tribunas reflejaban a la perfección lo vivido durante todo el encuentro. “El que no salta es un inglés”, coreaban a viva voz los orientales, locales como si se jugara en Montevideo. La hermandad con la Argentina se hacía notar. Inglaterra entendía su papel de visitante, pero lo aceptó con frialdad y sin entrar en conflictos. E incluso evitando reaccionar ante algunas increpaciones de los rivales. Pero no sería suficiente: las cosas pasarían de claro a oscuro. Sin llegar a una batahola, pero con un grado de agresividad social inusual para un mundial jugado por futbolistas de 19, 20 años.

Había transcurrido poco más de 80 minutos de juego y el defensor lateral izquierdo Alan Matturro tiró una patada desde atrás a Daniel Jebbison, cerca de la mitad de la cancha. La impotencia invadía a los uruguayos. El arquero inglés Matthew Cox demoró en sacar y recibió la tarjeta amarilla. Alex Scott acusó una lesión muscular y se tiró a elongar cerca del círculo central. El reloj corría y la ventaja inglesa persistía. Uruguay empujaba “con el corazón en la mano”, como contaba un relator oriental en el sector de prensa. Pero el empate no llegaba. Sí, en cambio, la situación desencadenante de lo peor.

En el mejor momento celeste, Darko Gyabi puso el 3 a 1 en el tiempo adicional. Los entre 20 y 30 ingleses que ocupaban la Platea Sur desaparecieron en silencio esbozando una sonrisa. Y los protagonistas se sacaron la bronca: gritaron el gol de frente a la hinchada, que respondió arrojando botellas y objetos contundentes. La flema inglesa desaparecía. El arquero uruguayo Randall Rodríguez se enojó y corrió para increpar a los hinchas por lo acontecido. Pero ya lo futbolístico pasaba a un segundo plano.

“A estos p... les tenemos que ganar”, comenzó a sonar a todo volumen en las cuatro tribunas. Poco sirvió el tanto de Matías Abaldo en la última jugada del partido, para el 2-3. El árbitro mexicano Marco Antonio Ortiz Nava marcó el final y los jugadores celestes se derrumbaron. Inglaterra se aseguró un pase a los octavos de final; Uruguay definirá su suerte el próximo domingo ante Túnez.

Compacto de Inglaterra 3 vs. Uruguay 2

Pero visto en perspectiva, poco importa el resultado. La presencia de Inglaterra es mirada con recelo. La guerra de 1982 por las Islas Malvinas dejó una herida no cicatrizada. Todo rememora aquello. Incluso, en los últimos días se generó un conflicto por el estadio Malvinas Argentinas, de Mendoza, porque un logo de FIFA tapaba el dibujo de las islas que se ubica en el costado derecho de la pantalla principal. Muchos lo entendieron como un golpe a la memoria. Según Rodolfo Suárez, el gobernador de Mendoza, se trató de un “error involuntario de FIFA”. “Ya subsanado”, subrayó el mandatario.

Los inconvenientes aparecieron ya antes del Mundial. Al ser designadas las sedes, se disparó un rumor que señalaba que FIFA había ordenado a la gobernación mendocina cambiar el nombre del Malvinas Argentinas, y llamarlo “Estadio Mendoza”. Al respecto, el secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, Guillermo Carmona, se pronunció en contra de la supuesta medida: “En la Argentina, la Cuestión Malvinas es una política de Estado consagrada por la Constitución y una causa que convoca a todo el pueblo argentino. Cualquier pretensión que vaya en contra de nuestro régimen constitucional y la política exterior sobre Malvinas resulta inadmisible”, publicó el funcionario en Twitter. Sin embargo, el gobierno provincial desmintió el pedido y aclaró que oficialmente FIFA siempre utiliza el nombre de las sedes en lugar de los nombres oficiales de los escenarios, independientemente de cuál sea el motivo de su denominación.

Todo lo que tiene que ver con Inglaterra parece ser mala palabra en los estadios argentinos de fútbol. Por eso la insistencia del público en La Plata, interesado en hacerles sentir a los británicos el rigor de ser totalmente visitantes. Y los uruguayos actuaron de la misma manera. Antes, durante y después del partido. “Estos no pueden festejar acá”, comentó enojado, lamentándose al salir del estadio, un hincha con una bandera azul y blanca a franjas con un sol. Una vez más, lo social se trasladó al fútbol.

Al término del encuentro y luego de saludar a sus contrincantes, los jugadores ingleses se retiraron corriendo del campo de juego. La gente no quiso que festejaran “de más” ante la vista de todos. Insultos, gritos y cánticos en español invadieron la escena. Y en silencio pero con algunos gestos hacia las tribunas, se fueron con tres puntos, la clasificación y la alegría de haberse sobrepuesto a la adversidad. En lo más alto de la tabla de posiciones del grupo E, se enfrentarán con Irak este domingo. Queda por ver si la reacción del público en La Plata se moderará o seguirá siendo de hostigamiento a unos chicos deportistas por su nacionalidad.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/deportes/inglaterra-vs-uruguay-en-el-mundial-sub-20-el-que-no-salta-es-un-ingles-botellazos-insultos-y-gestos-nid25052023/

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