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La historia del Ford Sierra XR4, un ícono tan cautivante como deportivo

Nadie puede negar que la década de 1980 significó un gran cambio no solo a nivel cultural sino también en lo que respecta a tecnologías y tendencias. Y la industria automotriz no fue ajena a es...

Nadie puede negar que la década de 1980 significó un gran cambio no solo a nivel cultural sino también en lo que respecta a tecnologías y tendencias. Y la industria automotriz no fue ajena a esa tendencia y comenzó a reemplazar muchos modelos que ya venían cumpliendo su ciclo por otros más modernos y sofisticados.

En el caso específico de Ford, debía buscarle un reemplazo al exitosísimo Taunus que ya por esos años comenzaba a verse “anticuado”, especialmente para los estándares de diseño del Viejo Continente. Entonces, desde la división europea del óvalo comenzaron a preparar una serie de proyectos más acordes con las tendencias del momento, que terminaron convergiendo en el Probe III, un prototipo que fue presentado en el Salón de París de 1981 y que causó una aceptación unánime entre el público y la crítica.

Lo que llamaba la atención del Probe III era su estética futurista, en la que convergían las grandes superficies vidriadas (con las 3 ventanas laterales), el perfil en forma de cuña (fue el primer modelo en ser desarrollado en túneles de viento para mejorar la aerodinámica) y los elementos deportivos (doble alerón trasero, paragolpes integrados con los guardabarros y deflectores laterales para evitar la resistencia al viento, etcétera). También se apreciaba la irrupción de otros materiales en la carrocería, como el plástico duro (que en este caso envolvían prácticamente toda la carrocería), y otros elementos similares que le daban un carácter muy peculiar.

A eso sumaba que tenía un interior cómodo y espacioso en el que aparecían varios elementos tecnológicos muy avanzados para la época, como el display digital monocromático que indicaba entre otras cosas la apertura de puertas o el que estaba en el tablero a manera de computadora de viaje y que por primera vez varios mandos estaban apuntando al conductor en lugar de estar planos sobre el torpedo.

Un año después, en otro Salón, el de Fráncfort de 1982, el Probe III fue finalmente estrenado mundialmente como Sierra. Y en octubre de ese año llegaba a las concesionarias europeas en dos siluetas: cuatro puertas y rural. Pero Ford tenía otro as en la manga: en marzo de 1983 fue presentada en sociedad la excepcional y encantadora variante coupé, la XR4i.

Con acento argentino

El Sierra irrumpió en nuestro país en junio de 1984 luego de que Ford Argentina realizara una enorme inversión para poder producirlo en su planta de General Pacheco y abastecer no solo al mercado local sino también a los de toda la región. Para el desembarco estelar se había planteado con dos posibilidades mecánicas: con los motores nafteros de 4 cilindros en línea 1.6 L de 68 CV a 5000 rpm y 12,5 kgm a 3000 rpm (las versiones base e intermedia L y GL) y transmisión de 4 cambios, y 2.3 L, 105 CV a 5000 rpm y 17 kgm a 2500 rpm y caja de 5 velocidades (para las GLX y Ghia, tope de gama).

El 5 de septiembre de ese mismo año llegó a los concesionarios la XR4. Esta variante tenía la particularidad de que se le había montado el mismo bloque de 2.3 L, pero al que se le había estirado la potencia hasta 120 CV a 5500 rpm y el torque a 18 kgm a 3500 rpm y al que se le acopló una caja manual de última generación también de 5 marchas que llevaba la potencia al eje trasero.

Sí, tenía todos los condimentos para ser un verdadero auto deportivo: muy buena potencia, mejor torque y tracción trasera, a lo que sumaba suspensión independiente en las cuatro ruedas, dirección hidráulica y frenos de doble circuito con válvula inercial y más.

Por eso tenía números excepcionales para la época: aceleraba de 0 a 100 km/h en pocas décimas más de los 10 segundos y alcanzaba una velocidad máxima cercana a los 190 km/h. Eso sí, los consumos eran bastante elevados si los trasladamos a la actualidad: en ciudad demandaba unos 16 L/100 km mientras que en ruta a 120 km/h gastaba unos 9,5 L/100 km.

Gozaba, además, de un gran equipamiento interior, con butacas envolventes, aire acondicionado, techo corredizo, vidrios tonalizados, lavaluneta, porta casetes, recubrimientos mullidos en los paneles y demás.

La coupé Sierra fue una verdadera revolución para nuestro mercado, ya que tenía una propuesta absolutamente innovadora a la que sumaba una mecánica sobresaliente y una estética que conquistaba a públicos de todas las edades.

En octubre de 1988 se lanzó una versión especial de 300 unidades de la XR4 denominada 75° Aniversario para conmemorar justamente los 75 años de la marca en nuestro país, y que tenía como particularidad que era absolutamente blanca (solo tenía unos detalles dorados en las llantas) y que el doble alerón había sido sustituido por uno solo que llevaba la luz de freno incorporado.

La XR4 se produjo en nuestro país hasta octubre de 1991, cuando el mercado comenzaba a ser inundado por modelos importados y cuando los consumidores empezaron a mudarse a modelos más eficientes y de menor tamaño. Pero su paso siempre será recordado especialmente por los amantes de los fierros.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/autos/al-volante/la-historia-del-ford-sierra-xr4-un-icono-tan-cautivante-como-deportivo-nid29052023/

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