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“La obra era de mi padre y le decíamos ‘El Monje’”

MAR DEL PLATA.- Nada de Retrato de dama. Patricia Kadgien asegura que, cuando a comienzos de la década del 90, incorporó el cuadro a la decoración del living de su actual chalet, en barrio Parqu...

“La obra era de mi padre y le decíamos ‘El Monje’”

MAR DEL PLATA.- Nada de Retrato de dama. Patricia Kadgien asegura que, cuando a comienzos de la década del 90, incorporó el cuadro a la decoración del living de su actual chalet, en barrio Parqu...

MAR DEL PLATA.- Nada de Retrato de dama. Patricia Kadgien asegura que, cuando a comienzos de la década del 90, incorporó el cuadro a la decoración del living de su actual chalet, en barrio Parque Luro, lo llamaban “El Monje” porque presumían que ese retrato era de un hombre, probablemente, un religioso. “La obra que poseo y exhibí por más de 35 años era de mi padre y legítimamente poseída”, afirma Kadgien, imputada junto a su esposo por la tenencia y ocultamiento de este cuadro del siglo XVIII que reclaman herederos de un galerista holandés, víctima de robo de esa y otras obras de arte por parte del gobierno nazi durante la Segunda Guerra Mundial.

Ese cuadro que en principio ocultó y luego fue entregado en la sede de la Fiscalía General Federal quedó a disposición de la Corte Suprema de Justicia de la Nación para su custodia.

Kadgien, acusada de encubrimiento de robo en contexto de genocidio al igual que su esposo, Juan Carlos Cortegoso, insiste con sus legítimos derechos sobre esta pieza, desconoce que haya tenido u origen ilegal y acaba de apelar la resolución de declaración de incompetencia de la Justicia civil ante su reclamo de derechos de herencia frente similar pretensión de familiares del marchand Jacques Goudstikker, despojado de esa pintura por la fuerza hace más de 80 años.

La acusada no prestó declaración en la causa federal que lleva adelante el fiscal Carlos Martínez, donde afrontó casi tres días de prisión domiciliaria por su obstrucción a la labor judicial que intentaba el secuestro del cuadro. Solo volcó su versión en la demanda de declaración de certeza que presentó ante el Juzgado Civil y Comercial N°11. Su titular, la jueza Patricia Juárez, se declaró incompetente y derivó el caso a la justicia federal.

Ante esos tribunales planteó que Retrato de dama habría sido adquirida por Leonore Bertholdt, cuñada de su padre, Friedrich Gustav Kadgien, experto en finanzas que se desempeñó en los círculos más altos del gobierno de Adolf Hitler. Esa operación, según un recibo que adjuntó la acusada, tiene fecha del 25 de febrero de 1943 en el Museo Wallraf-Richartz de Colonia, Alemania.

La traducción de ese documento, también incorporada al expediente, refiere a “1 pintura “Jordaens – Retrato femenino” (Inv. N.º 215) ? RM 40.000; 1 pintura “de Vries – Retrato masculino” (Inv. N.º 255) ? RM 18.000; RM 58.000”.

En la reconstrucción del recorrido de la obra se estima que, tras el fallecimiento de Bertholdt, pasó como herencia a su hermana, Augusta Ana Sofía Hildegarda Berthold. Y cuando esta murió quedó incorporada al patrimonio de su cónyuge, Friedrich Kadgien.

Hombre muy cercano a Hermann Göring, una de los más estrechos colaboradores de Hitler, Kadgien está citado en la historia como protagonista de una “expoliación” de bienes a las víctimas de las fuerzas alemanas. Llegó a Argentina en 1951 y se instaló en Vicente López, donde falleció el 6 de junio de 1979, cuando ella tenía 13 años. Patricia Kadgien argumenta que en la década del 80 llegó a sus manos Retrato de dama en el marco de aquella sucesión.

“Siempre supe que dicho cuadro era de mi padre dado que también estuvo colgado y exhibido en forma pública en el living del domicilio de Vicente López”, puntualiza Kadgien en su descargo.

“Siempre aludimos dentro del grupo familiar como “El Monje”, el cual era un retrato de quien yo entendí en aquel momento se trataba de un monje o alguna persona religiosa (dado las prendas que el mismo vestía)”, declaró ante la justicia provincial.

Explicó que lo retiró del living del chalet de Parque Luro, días antes de los allanamientos judiciales, porque recibió mensajes de un periodista que refería haber accedido a su casa por imágenes publicadas en inmobiliaria y le comentó sobre el cuadro en cuestión y un vigente pedido de restitución a sus dueños originales.

“Entendí que se trataba de una estafa virtual, por lo que dejé de atender números desconocidos”, confirma en su exposición y también manifiesta que por razones de seguridad retiró el cuadro y otros valores de su casa. Ahora insiste ante la justicia Civil y Comercial para que aclare sobre sus derechos de propiedad de la obra, si hay otros reales herederos o si cualquier reclamo de ese tipo pueda haber prescripto.

Kadgien es concluyente en su defensa: “Mi posesión resulta de buena fe, a título de dueña, ha sido pública y pacífica durante más de 35 años”.

Retrato de dama quedó a disposición de la Corte Suprema. Será sometido a peritajes y está abierta una propuesta para que su lugar de guarda sea el Museo del Holocausto, en la ciudad de Buenos Aires.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/cultura/la-obra-era-de-mi-padre-y-le-deciamos-el-monje-nid05092025/

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