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Pascual Carcavallo: su bisabuelo fundó un teatro histórico, quebró al producir a Gardel y fue amigo de Marcelo T. de Alvear

Es actor, tiene 33 años, estudió la licenciatura en Arte Dramático en la Universidad del Salvador, protagoniza Las medidas, obra que va por su tercera temporada, y en su DNI se encuentra rubrica...

Pascual Carcavallo: su bisabuelo fundó un teatro histórico, quebró al producir a Gardel y fue amigo de Marcelo T. de Alvear

Es actor, tiene 33 años, estudió la licenciatura en Arte Dramático en la Universidad del Salvador, protagoniza Las medidas, obra que va por su tercera temporada, y en su DNI se encuentra rubrica...

Es actor, tiene 33 años, estudió la licenciatura en Arte Dramático en la Universidad del Salvador, protagoniza Las medidas, obra que va por su tercera temporada, y en su DNI se encuentra rubricado un nombre y apellido que, para los memoriosos e historiadores del teatro, conlleva una resonancia insoslayable.

“De chico me preguntaba por mi nombre, un nombre que nadie de mi generación tiene. ´¿Por qué soy el único Pascual de la clase?´, ´¿Por qué me molestan con eso?´ En los noventa, llamarse distinto era motivo de bullying, aunque no se conocía de esa forma”, reflexiona este joven teatrista, mientras prepara el mate y se acomoda en una de las mesas del Centro Cultural Pura Espacio, que maneja en el Bajo de San Isidro.

“Te llamás así por tu bisabuelo que trabajó en teatro”, le decían al pasar. “Tampoco mi padre tenía mucha información, de grande me enteré que ese bisabuelo había sido alguien importante en el mundo del teatro”.

Aquel hombre -podría afirmarse que fue uno de los próceres de nuestra escena- fue el productor y empresario don Pascual Carcavallo, el mismo nombre que lleva su bisnieto, aunque, por un tema generacional, no llegaron a conocerse.

“De las actrices vivas, la única que lo conoció fue Mirtha Legrand, quien, incluso, estuvo en la inauguración de su teatro”, afirma “Pachu”, como le dicen sus amigos. La diva de 98 años era una jovencísima actriz cuando Pascual Carcavallo inauguró el teatro Presidente Alvear, la sala que, con modificaciones arquitectónicas, aún está de pie en plena avenida Corrientes.

-¿Siempre estuvo en vos la inclinación por la tarea actoral?

-Llegué a la actuación por vocación. Ya desde chico, el escenario siempre fue una suerte de imán. Era el niño que hacía las morisquetas, ´mírenme por favor´, le decía a todo el mundo. No tuve problemas en elegir mi futuro y mi familia, a pesar de todo, me apoyó.

-¿Por qué “a pesar de todo”?

-Vengo de una familia tradicional y conservadora, pero me ayudaron mucho.

Se crio en la Zona Norte del Conurbano. Su padre, que falleció hace un año, era abogado, y su madre, que se dedicó a la actividad turística, hoy ejerce como profesora de yoga. Sus abuelos y tíos son abogados. ¿Y el teatro? “Mi bisabuelo Pascual tuvo tres hijos, Hugo, apodado ´Coco´, murió en 2009, cuando yo tenía 17 años. ´Coco´ fue el único de los tres hijos de Pascual que cortó con el rubro teatro y se hizo abogado. En mi familia, la historia es al revés, mi abuelo fue la ´oveja negra´ porque no se dedicó al empresariado teatral y prefirió seguir Derecho”, afirma el actor que cada jueves se monta en el escenario del teatro Nün de Villa Crespo.

“Coco” casi no se hablaba con sus hermanos, por eso “Pachu” poco escuchó hablar en la mesa familiar sobre lo referido a la vida teatral. “Mi bisabuelo murió en 1948, veinte años antes del nacimiento de mi papá, entonces se trató de una generación muy lejana”.

-Cuando comenzaste con tu propia tarea artística, ¿dimensionabas el valor de tu apellido en el medio?

-Empecé a estudiar teatro sin influencia familiar, no tenía clara la envergadura de la figura de mi bisabuelo.

Cuando se topó con un artículo de diario que decía “Pascual Carcavallo, el hombre que llenó las plateas del teatro nacional”, el joven comenzó a dimensionar el relieve de su antepasado. “Me di cuenta que había algo donde ahondar, ahí se instaló esa figura, se me hizo más consciente”.

Mientras cursaba en la Universidad del Salvador, los profesores más grandes le preguntaban qué tenía que ver con la figura de Pascual Carcavallo. En cierta medida, impulsado por la curiosidad académica, cuando tuvo que realizar una tesis para recibirse eligió justamente trabajar en una investigación en torno a esa figura que sobrevolaba en la familia.

Causalidad

Curiosidades del destino, cuando decidió iniciar su trabajo de investigación final en la facultad, comenzaron a sucederle hechos por demás elocuentes. “Me llamó un tío para contarme que, al ir a comprar una lámpara a una casa de antigüedades en la calle Esmeralda, cuando dijo su nombre, la persona que lo atendió le preguntó si tenía algo que ver con Pascual Carcavallo”. Curiosa inquietud totalmente fuera de contexto y nada previsible.

-¿Por qué la vendedora se sorprendió con el apellido de tu tío?

-Esa mujer le contó que conservaba, desde hacía veinte años, un libro gigante con los artículos periodísticos referidos a Pascual publicados desde la década del veinte hasta 1948, año de su fallecimiento.

El bisnieto muestra ese ejemplar, un precioso mamotreto bien pesado y de páginas sepias, que huele tan rico como las librerías de viejo, y uno no puede más que conmoverse ante esos recortes que reconstruyen parte de la historia cultural de Buenos Aires y del país. “Al ver esas páginas, tomé real dimensión de su obra”.

-¿Quién fue Pascual Carcavallo?

-Un inmigrante italiano que llegó a Buenos Aires muy joven, trabajó en un almacén de ramos generales y, por casualidad, a sus 18 años, conoció a los hermanos Podestá. En 1908, comenzó a trabajar como secretario de gira para ellos. Evidentemente, tenía un don para la administración que los actores no tenían.

-Podría decirse que fue el Carlos Rottemberg de la familia Podestá.

-Exactamente.

En 1911, los Podestá -una familia de artistas de estirpe con Jerónimo a la cabeza- nombraron a Pascual, que tenía poco más de 20 años, como director del Teatro El Nacional que ellos tenían a su cargo. Pascual Carcavallo se quedaría 25 años trabajando y conduciendo los destinos de esa sala, a la que transformaría en la “catedral de género chico criollo”.

“Pascual bajó la línea que en ese teatro solo se harían obras de autores nacionales. Así fue como se estrenaron obras de Armando Discépolo y Alberto Vaccarezza, quien ofreció allí, por primera vez, El conventillo de la Paloma”, recapitula el bisnieto.

En esos tiempos, los empresarios también, en cierta medida, oficiaban de autores y directores, corrigiendo libretos y hasta definiendo elencos. “Inventó un concurso de autores nacionales que fue un suceso”.

Más de 300 aspirantes presentaron sus materiales en el certamen que le dio un gran impulso a la dramaturgia nacional y a los escribas más ignotos, muchos de ellos cosechando gran notoriedad posterior. En 1911, el primer puesto, por votación del público, se lo quedó Los escrushantes, de Alberto Vacarezza. En 1932, El Nacional ofreció otro de sus sucesos, la comedia musical La muchachada del Centro, de Francisco Canaro e Ivo Pelay.

Cuando el cine le comenzó a devorar público al teatro, Carcavallo se alejó unos años de la actividad, a la que regresaría para regentear el Astral durante dos temporadas. “Allí hizo una obra con Carlos Gardel, con la que le fue muy mal y se termina fundiendo”, recuerda su bisnieto.

-Si Gardel fracasó, cualquiera puede fracasar...

-Pascual había invertido mucho dinero en el espectáculo.

Alta sociedad

“Haber manejado El Nacional durante tanto tiempo lo ubicó dentro de la sociedad porteña y tenía conexiones no solo con los artistas, sino también con los políticos, su rol daba poder”, explica Pascual Carcavallo. Así nació la amistad entre su bisabuelo con el entonces presidente Marcelo Torcuato de Alvear.

Por esos vínculos, el empresario jamás apostó por un género muy instalado en las preferencias del público, pero que conllevaba una carga crítica mordaz sobre la clase dirigente: “Pascual, que era amigo de los políticos, decía ´en mi teatro no habrá revistas con humor político porque yo no puedo burlarme de quien almuerza conmigo los martes´”.

-¿Cómo llega a levantar el teatro Alvear?

-Había logrado que le dieran la concesión de un terreno municipal para construir un teatro. Pascual tenía que conseguir los inversores para levantar el edificio y se quedaba con el manejo de la sala durante 20 años. En 1942, cuando muere Marcelo Torcuato de Alvear, la sala pasa a llamarse Presidente Alvear, que levanta el telón un año después con la obra Eclipse de sol.

Seis años después, muere Pascual, a los sesenta años. Durante la presidencia de Juan Domingo Perón, se decreta que las concesiones no son heredables, razón por la cual los Carcavallo perdieron el manejo del teatro que comenzaría a llamarse Enrique Santos Discépolo.

Con la Revolución Libertadora, acontecida en 1955, que derrocaría al gobierno democrático, la sala regresa a la familia para ser manejada por Cacho Carcavallo. “En la década del sesenta se cumplieron los años correspondientes a la concesión y fue cuando la sala pasó a ser manejada por la municipalidad de Buenos Aires”.

Volver a los orígenes

Cuando en 2023 se reabrió el teatro Alvear (polémica de por medio por la eliminación de la palabra Presidente precediendo a su nombre), fue un punto de quiebre emocional para “Pachu”. “En la reapertura vi Edmond y, ya con conciencia sobre la historia familiar, me emocioné mucho”.

-¿Ya habías entrado a la sala?

-A mis ocho años, mi abuela materna me llevó a ver un busto de Pascual que había en el hall y ya siendo más grande vi la obra Las criadas con Marilú Marini.

Más allá de eso, jamás su familia lo llevó al teatro Alvear. No era un hábito. En casa poco y nada sobre telones y butacas. Para cumplir con su tesis universitaria comenzó a contactarse con esa rama de la familia paterna con la que no tenía relación en busca de material que pudiera reconstruir la figura de Pascual, su bisabuelo, y de la historia del apellido y sus integrantes.

Finalmente dio con familiares que le pudieron ceder imágenes y los libros con recortes que conformaban una trilogía junto con el volumen que ya tenía en su poder. “Hasta había un manuscrito con la obra completa El conventillo de la Paloma, de Alberto Vaccarezza”. En busca de armar el rompecabezas y reconstruir la vida artística de su familia, se juntó con el notable académico Jorge Dubatti y con el productor y empresario teatral Carlos Rottemberg. También compartió charlas con Julio Gallo, dueño del Astral, y con el dramaturgo y director Mauricio Kartún. “Todos me ayudaron mucho”.

Actualmente, está produciendo un documental sobre la vida de Pascual Carcavallo, quien, en su tiempo, contrató a figuras como Tita Merello, Libertad Lamarque, Florencio Parravicini y Francisco Canaro.

A escena

Junto a Rochi Hernández, Pascual Carcavallo protagoniza Las medidas, un material que nació en plena pandemia. “Le dije a Tomás Landa, amigo, director y dramaturgo, ´pongamos la cabeza en algo, porque nos vamos a volver locos´”. El resultado fue la pieza que se ofrece los jueves por la noche en Nün.

-¿Sobre qué versa la obra?

-Pablo, mi personaje, siempre está buscando medir la vara de cuánto lo ama la otra persona y esa es también su manera de amar. Sin embargo, con Mara, su pareja, deciden incorporar a una tercera persona, organizar un trío sexual, para probarse.

De los griegos para acá, pasando por William Shakespeare, el amor es un tópico a escudriñar por la escena. “Hoy nos replanteamos la modalidad de ese amor”.

El recurso del “tercero en discordia” es resuelto por un actor o actriz invitado y ese momento de la obra se juega de manera improvisada, sin libreto previo. “Lo propuso el director y nos quedó macerando. Sabemos el nombre del actor o actriz invitados, pero desconocemos qué personaje interpretará, eso lo charlan solo con el director”.

-Muy complejo improvisar en medio de una estructura organizada.

-Es un ejercicio muy complejo, en cada función me pregunto ´¿para qué carajo acepté hacer esto?´”. La gente no sabe que ese tramo es improvisado y, cuando conocen la mecánica, la respuesta es de sorpresa, no pueden creer que se lleve a cabo esa improvisación.

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-Vuelvo a tus raíces. ¿Qué emoción te atraviesa cuando te sentás en la platea del teatro Alvear?

-Mi primer pensamiento es ´quiero actuar acá´, me interesa estar ahí adentro lo más que pueda. Hay algo de la figura de Pascual que quiero continuar porque el tiempo la va borrando.

Antes de despedirse, Pascual Carcavallo confiesa que conserva un par de zapatos blancos y sombreros de su bisabuelo, un dandy de su tiempo. Y no duda en reconocer que “llevar mi apellido me da orgullo”.

Para agendar

-Las medidas, los jueves a las 21 en Nün Teatro Bar, Juan Ramírez de Velasco 419, Villa Crespo.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/teatro/pascual-carcavallo-su-bisabuelo-fundo-un-teatro-historico-quebro-al-producir-a-gardel-y-fue-amigo-de-nid21032025/

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