Quién tiene la última palabra
En El año del pensamiento mágico, el libro que la autora estadounidense Joan Didion escribió para superar la muerte de su esposo, se enfrenta a un dilema: recién fallecido y con una novela aún...
En El año del pensamiento mágico, el libro que la autora estadounidense Joan Didion escribió para superar la muerte de su esposo, se enfrenta a un dilema: recién fallecido y con una novela aún sin publicar, porque él también era escritor, ella descubre una errata en el manuscrito póstumo, pero no se atreve a corregirla. “Cualquier decisión que tomara podía incurrir en un acto de abandono y hasta de traición”, pensó. Por eso, no es antojadizo calificar el libro Apuntes para John, recién publicado acá, como algo desleal: devela aquello que no debía ser público.
La historia es así: Didion murió en 2021, a los 87 años. Fue periodista, escritora y guionista de cine, pero la fama global le llegó de grande, cuando publicó El año del pensamiento mágico, que ganó el National Book Award al describir las etapas del duelo al quedar viuda, y Noches azules, un ensayo demoledor sobre la muerte de su única hija (también es protagonista del documental El centro cede, un éxito de Netflix). La escritura autoconfesional fue el género que la hizo célebre y el anuncio de la publicación de unos diarios encontrados tras su fallecimiento despertó el entusiasmo de sus lectores hasta que se conoció la letra chica: esos textos, hoy reunidos en Apuntes para John, eran los registros de sus sesiones con un psiquiatra destinados a su marido, John Gregory Dunne. No estaban pensados para ser publicados.
¿Todo lo que escribe un autor famoso debe ser editado? ¿Existe algo parecido al concepto de “bien mayor” en el que vale más la divulgación de una obra que la intimidad del fallecido? En estos apuntes, Didion habla de las adicciones de su hija, algo que nunca había mencionado en voz alta, de sus traumas familiares y de las rencillas matrimoniales: fueron tres de sus editoras, albaceas de su legado literario, las que decidieron sacar el libro. Si García Márquez, Kafka, Nabokov y Hemingway, por nombrar algunos, dejaron instrucciones explícitas para que se destruyera todo lo escrito que pudiera encontrarse después de su muerte, y aun así esos textos fueron publicados, ¿dónde termina la voluntad del escritor? El muerto ya no puede defenderse.
En Apuntes para John, la escritura es espasmódica y fragmentada, compuesta en la segunda persona del singular (“tú”, es decir, su marido, a quien ella dirigía estas notas) y eso pone al lector en la posición del fisgón. “Todo ello contribuye a la sensación de estar leyendo algo que no estaba destinado a publicarse en su forma actual y que, por lo tanto, no alcanza la categoría de obra maestra”, escribió la académica Gemma Nisbet en la revista The Conversation. Devota de un estilo ascético y cuidadosa de cada palabra, Didion habría tachado muchos adjetivos: demasiado emocionales.
“Sórdido y fascinante”, dijo The New York Times sobre el libro y la descripción podría aplicarse a cualquier impulso del voyeur que viera cumplida la fantasía de La otra mujer, la película de Woody Allen en la que un conducto de ventilación permite escuchar las confesiones de un paciente a su analista. ¿Dejamos acá? Estos apuntes terminan en enero de 2003 aunque Didion siguió yendo al psiquiatra hasta el 2012: ni el médico ni ella ni su marido ni su hija están vivos, pero tal vez aparezcan apuntes en servilletas o listas del supermercado y estas no sean sus últimas palabras.
ABCA. La escritora Joan Didion murió en 2021 y en su escritorio se encontraron unas 150 páginas con apuntes, recibos, contraseñas y copias de discursos.B. Sus sobrinos entregaron los textos al archivo Didion/Dunne de la Biblioteca Pública de Nueva York y no pusieron restricciones de acceso.C. Este año, tres de sus exeditoras sacaron Apuntes para John, las notas de sus sesiones con un psiquiatra que no estaban pensadas para ser publicadas.Fuente: https://www.lanacion.com.ar/conversaciones-de-domingo/quien-tiene-la-ultima-palabra-nid07122025/