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Un bosque escondido en un rascacielos, la joya arquitectónica que es un punto obligado en Nueva York

Ubicado en el número 320 East 43rd street, el edificio ...

Ubicado en el número 320 East 43rd street, el edificio podría parecer cualquier conjunto de oficinas de Nueva York. Sin embargo, si el visitante es curioso y se asoma al vestíbulo, se transporta a un ambiente completamente alejado de las transitadas calles, para sumergirse en la atmósfera de un bosque escondido en medio de la gran ciudad. Esta joya arquitectónica, paradójicamente, tiene más de cinco décadas y sigue siendo desconocida para muchos.

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El mágico punto alberga la sede del Ford Foundation Center for Social Justice, una institución con gran historia a favor de acciones para el bien social. Al centro del recinto se ubica un atrio donde se despliega un espectacular jardín, con una variedad de 40 especies de árboles subtropicales, enredaderas y arbustos que cubren cada rincón. También hay un espejo de agua con una fuente, cuyo sonido agrega un elemento adicional para los visitantes.

Desde su inauguración, en 1967, la Fundación Ford ocupa el emblemático punto. Con las actividades que realizan buscan promover el bien social y reconocer a quienes dedican sus vidas a lograrlo, según explica el portal de la institución.

El espacio verde también ofrece una sección sensorial, que permite a las personas ciegas o con baja visión disfrutar de la experiencia a partir del tacto, e interactuar con las plantas que ahí se despliegan. El recorrido incluye señalización en escritura Braille, así como una audioguía.

“Nuestros espacios ofrecen características de accesibilidad únicas para crear una experiencia equitativa para cada visitante”, se lee en el sitio web. Con este despliegue de belleza natural, en conjunto con el sentido social que inspira a la institución, el edificio del Ford Foundation Center for Social Justice es una visitas obligadas de turistas y residentes de Nueva York.

¿Cuándo se puede visitar?

Para llegar a este oasis en Nueva York es importante mantener los protocolos de prevención de contagios de Covid-19, como uso de cubrebocas y presentar comprobantes de vacunación. El jardín en la parte central del edificio recibe a los visitantes de lunes a viernes de 11 a 18 horas. Los sábados solo abre cuando hay una exposición en la galería.

Una joya escondida

El edificio se ideó en la década de 1960 a partir de un encargo de Henry Ford II, nieto del fundador de la compañía automotriz que lleva el apellido de la familia. El despacho de arquitectos Kevin Roche John Dinkeloo and Associates estuvo a cargo del concepto, que de inmediato se volvió una referencia en el horizonte neoyorquino.

Las instalaciones ocupan el área de un cuadrado casi perfecto y se extienden por toda la manzana entre las calles 42 y 43, en el corazón de Manhattan. El espectacular jardín en el atrio estuvo a cargo del diseñador Dan Kiley y es considerado el primero de su tipo en Estados Unidos.

En 1997, la Comisión de Preservación de Monumentos Históricos de la Ciudad de Nueva York lo designó monumento oficial tras comprobar que el edificio resistió la prueba del tiempo y se mantiene fiel a la vocación original.

Durante 2015, tuvo lugar una intensa remodelación a cargo de la firma Gensler, con la misión de adaptar todos los espacios interiores a las normas de seguridad modernas. Estos trabajos requirieron un cierre temporal de las instalaciones y el costo ascendió a unos US$190 millones, de acuerdo con una crónica de The New York Times.

“Estamos orgullosos de las medidas que hemos tomado y seguimos tomando para garantizar que nuestro espacio físico refleje nuestro compromiso de ser un gestor responsable y consciente del edificio en el que trabajamos y del mundo que hay fuera de nuestras puertas”, expresó la fundación tras la reapertura, en 2018.

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Ahora, además de su encanto natural, las instalaciones cuentan con estrictos certificados de sostenibilidad, que permiten ahorros considerables de agua y energía eléctrica. Las puertas y mesas de trabajo se hicieron con madera de cadena sustentable y el mobiliario de la oficina tiene más de un 20% de contenido reciclado.

En los trabajos de renovación se cuidaron hasta los detalles más mínimos. En la ficha disponible en su sitio web, se específica que todas las pinturas, revestimientos, adhesivos y selladores están libres de químicos nocivos para garantizar un alto nivel de calidad del aire en los espacios.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/estados-unidos/un-bosque-escondido-en-un-rascacielos-la-joya-arquitectonica-que-es-un-punto-obligado-en-nueva-york-nid24012023/

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