Una psicóloga respondió la pregunta que muchos quieren saber: ¿Una persona enamorada es capaz de engañar a su pareja?
La infidelidad, uno de los temas más controvertidos en las relaciones, no siempre se excluye del amor profundo, según la psicóloga Marcela Cifredo. La especialista, colaboradora del pódcast Som...
La infidelidad, uno de los temas más controvertidos en las relaciones, no siempre se excluye del amor profundo, según la psicóloga Marcela Cifredo. La especialista, colaboradora del pódcast Somos Estupendas, desafía la concepción clásica de que “si te engaña, no te quiere” y argumenta que la realidad emocional humana es mucho más compleja.
Al ser consultada directamente sobre si es posible ser infiel y amar a la pareja, Cifredo respondió con firmeza: “Totalmente. Sí que es cierto que no en todas las infidelidades... Pero también hay muchísimas otras personas que están completamente enamoradas, que la aman, que la quieren, que en el día a día la cuidan y aun así son infieles”. Este mensaje desarticula uno de los mayores tabúes, ya que sugiere que el amor no excluye automáticamente la posibilidad de traicionar. De igual modo, sentir atracción sexual por otra persona no invalida intrínsecamente un vínculo romántico preexistente.
La experta destacó que las emociones humanas no se rigen por absolutos, y comprender esta complejidad es crucial sin que ello signifique justificar el daño ocasionado. La contradicción interna que vive quien engaña posee un nombre preciso en psicología: disonancia cognitiva. Este fenómeno emerge cuando una persona mantiene valores como la fidelidad o la honestidad, pero realiza una acción que directamente los contradice. La psicóloga lo define de forma clara: “Cuando una persona tiene ciertos valores y hace un comportamiento que no va en consonancia con estos valores... Eso te genera un malestar porque pierdes un poquito ese equilibrio”.
Este choque psicológico interno provoca marcada incomodidad, culpa y la necesidad de justificar lo ocurrido para evitar que el malestar se vuelva insoportable. Según Marcela Cifredo, el cerebro intenta suavizar o racionalizar el comportamiento para proteger la propia identidad, incluso cuando el acto contradice totalmente la autoimagen del individuo. Muchas personas, explica, experimentan un shock al confrontar su propia conducta, incluso preguntándose: “¿Cómo he podido hacer eso? Yo no pensaba que pudiera ser así”. Esta reacción es común en sociedades donde el juicio moral hacia la infidelidad es particularmente intenso.
La visión de Cifredo puede resultar incómoda porque pone en jaque la idea inamovible de que la infidelidad es una prueba inequívoca de la falta de afecto. Sin embargo, la psicóloga reitera que comprender la complejidad de las emociones no equivale a justificar el perjuicio. Al contrario, permite abrir diálogos fundamentales y necesarios sobre varios aspectos esenciales de las relaciones de pareja y la experiencia humana en general.
Entre estos diálogos se encuentra la diferenciación entre amor, deseo y comportamiento, conceptos que a menudo se confunden y se espera que funcionen de manera monolítica. También invita a cuestionar las expectativas, en ocasiones irreales, que se depositan sobre la pareja, concibiéndola como el único pilar para satisfacer todas las necesidades emocionales y sexuales. Otro eje de discusión relevante que esta perspectiva facilita es el papel de la culpa y la autoimagen personal en los intrincados procesos de reparación emocional, tanto para quien ha sido infiel como para quien ha sufrido la infidelidad.
Cifredo subraya que hablar de infidelidad desde la psicología no es para defenderla, sino para entenderla en su totalidad. Se trata de desentrañar las múltiples capas de un fenómeno que, si bien causa profundo dolor y estigmatización, se beneficia de un análisis psicológico que va más allá del juicio moral simplista. Esta comprensión permite una mirada más profunda a las motivaciones y conflictos internos que pueden llevar a una persona a engañar, incluso cuando el amor persiste, lo que ofrece una perspectiva más matizada de las complejidades de los vínculos humanos.