Yo conviví con una inflación de 46.350.329,23%
Soy admirador de Javier Milei, y lo voté en el balotaje. También admiro a Luis “Toto” Caputo y a Santiago Bausili, y me gusta lo que están haciendo en la batalla económica, política y cult...
Soy admirador de Javier Milei, y lo voté en el balotaje. También admiro a Luis “Toto” Caputo y a Santiago Bausili, y me gusta lo que están haciendo en la batalla económica, política y cultural de la Argentina.
El número que titula este artículo es el de la inflación de Alfonsín del mes de julio de 1989. Efectivamente, como me tocó estar en ese momento como viceministro de Economía y el ministro Miguel Roig murió a los pocos días de haber asumido, quedé a cargo de la hiperinflación. Esto fue para el 14 de julio de 1989. Después se designó a Néstor Rapanelli, que tardó un tiempo en ponerse al día.
Técnicamente, este número del título es el valor anualizado de la inflación publicada por el Indec que dio 196,6% para julio de 1989. Técnicamente, 196,60 dividido 100, más 1 es igual a 2,97%. Este número elevado a la 12 (los meses del año) da 463.504,29. A este factor le restamos 1 y nos queda 463.503,29. Y ahora multiplicamos por 100 y nos queda la hiperinflación oficial anualizada de julio de 1989, que fue de 46.350.329,23 % anual.
Por supuesto que para tomar las medidas que adoptamos, nos basamos en el modelo econométrico de Bunge y Born, que había sido desarrollado con un costo para aquella época de cerca de 1.000.000 de dólares. Hicimos innumerables corridas de este modelo que representa la realidad de la Argentina hasta que con Marta Barros, nuestra asistente para el manejo del modelo, encontramos la simulación que más se acercaba a nuestro objetivo de parar la hiperinflación. Al mismo tiempo, mantenía el salario real. Tanto es así que para el mes siguiente ya dio una inflación parecida al 5%. Fue tan complejo nuestro trabajo, que se indicó que los salarios, incluso los mensuales, se pagaran por semana. Como en aquella época el primer aumento de sueldos iba para el sindicato, con este corte en cuatro veces no cobraron mucho.
¿Cómo eran mis días en ese momento tumultuoso?: ¡Agitados! ¡Con la agitación y el pulso acelerados! Cenaba con María Inés, mi mujer, donde comentábamos las cosas del día. Me levantaba temprano después de haberme preocupado de las distintas decisiones que tenía que adoptar en aquellos días. Quizás dormía una hora, real. Saludaba a los tres chicos mientras tomaban el desayuno para ir al colegio a las 7:45 y ya me iba para la oficina. Allí me esperaban mis secretarias, que se preocupaban por mí. Después, a las 9, venía mi secretaria Paula, que atendía mis cosas personales.
Por supuesto que también ejercimos un cambio económico, político y cultural de 150 medidas a aplicar en siete años, mayor a la duración del mandato de Carlos Menem, que era de seis años. Las medidas que sacamos del Congreso fueron la Ley de Emergencia Económica hecha por nuestra parte y la muy buena ley de Reforma del Estado hecha por Roberto Dromi. No se ejecutó todo el plan y en una evaluación posterior se llegó a la aplicación de 52% del mismo y eso que los ministros que siguieron con el plan de Menem del 89 tuvieron los mismos lineamientos, o algo parecido.
La ley de Emergencia Económica, prácticamente una nueva constitución, venció a los tres años, o sea a partir de 1991, y la pudo aprovechar el ministro Domingo Cavallo, que ejecutó muchas de las obras que se habían propuesto en estas leyes, siempre con el aval del presidente Carlos Menem.
Llegado al mes de octubre de 1989 los sindicatos empezaron a pedir aumento de sueldos, pues lo de julio del 89 por estar dividido en cuatro partes, prácticamente no lo habían cobrado. Nosotros habíamos calculado con el modelo econométrico todas las variables y el salario real no estaba afectado, por lo que nos opusimos.
Se hizo un desayuno en la casa de Jorge Triaca, ministro de Trabajo, a la que fueron unos 60 sindicalistas y ya de entrada empezamos a pelearnos, pero ellos eran muchos. Yo les dije que salieran de a uno, porque así me animaba a pelearnos. Cuando estábamos en lo más fuerte de la conversación agitada, apareció la señora de Triaca, diciéndonos que el desayuno estaba listo, lo que calmó un poco los ánimos. El ministro de Economía había ido, pero tuvo que retirarse por otros compromisos.
Después del desayuno, hablé con Menem, que me dijo que no tenía más remedio que aceptar el pedido de los sindicalistas, pues ellos lo habían ayudado mucho con llenar la cancha de River para una de las reuniones políticas antes de las elecciones.
Nosotros, además de apoyar al Presidente en un difícil momento, queríamos hacer un liberalismo clásico, por eso que las 150 medidas económico-sociales que queríamos apoyar y ejecutar no fueron dadas a conocer.
Se hizo el aumento salarial de 40% y tuvimos que recalcular el modelo, pero ya surgieron otros problemas, con lo cual decidimos renunciar y vino una segunda réplica de la inflación, pero nuestro objetivo estuvo, creo, cumplido. Tanto es así que yo seguí un tiempo más trabajando para el gobierno en otras funciones, con Luis Prol, que estaba al tanto de nuestras iniciativas. Las 150 medidas económico-sociales pueden verse en el programa Pro Menem 89 y su lista adjunta.
Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/yo-convivi-con-una-inflacion-de-4635032923-nid22012025/