De qué se trata Manual para señoritas, la apuesta española de Netflix para atraer a los fanáticos de Bridgerton
“¿Sabe usted lo que significa el matrimonio para estas señoritas? Toda su vida gira por y para el matrimonio”, dice Elena Bianda, la protagonista de Manual para señoritas, la nueva serie de ...
“¿Sabe usted lo que significa el matrimonio para estas señoritas? Toda su vida gira por y para el matrimonio”, dice Elena Bianda, la protagonista de Manual para señoritas, la nueva serie de Netflix que intenta ocupar el espacio que Bridgerton dejó vacante este año. Al menos por ahora la exitosa ficción basada en los libros de Julia Quinn que produce Shonda Rhimes no tiene fecha de estreno anunciada y aunque muchos de sus fanáticos especulan con que la cuarta temporada podría llegar a fines de este año, lo cierto es que para ellos la espera resulta interminable. Y aparentemente para Netflix también. Así, la semana pasada llegó a la plataforma esta serie española de ocho episodios que apunta a entretener a los seguidores de Bridgerton con una comedia romántica de época que, como la historia de la enamoradiza prole británica, tiene como escenario principal al misterioso y peligroso mundo del mercado matrimonial de la clase alta. Si cabía alguna duda de la avidez del público por este tipo de relatos quedó confirmada en pocos días: sin muchos de los méritos de Bridgerton y con algunos de sus desaciertos, de todos modos Manual para señoritas ya figura en el tercer puesto entre las series más vistas de la plataforma en la Argentina y en el cuarto lugar a nivel global.
La ficción española producida por el mismo equipo de Velvet y Las chicas del cable aunque en este caso, a diferencia de esos dos éxitos, el melodrama le cede espacio al humor y a algunos elementos narrativos que señalan lo absurdo que podía ser el asunto de buscar marido en la Madrid de finales del siglo 19. El cuento gira en torno a Elena Bianda (Nadia de Santiago), una dama de compañía que se ocupa de ayudar a las chicas en edad casadera de la alta sociedad a encontrar al marido perfecto. Claro que como ella explica al convertirse en la narradora del relato, tarea que le quita a la engolada voz en off que cada tanto regresa para apuntalar el desarrollo de la trama, hacer bien su trabajo implica quedarse sin empleo bastante seguido. Astuta y llena de recursos, Elena se topa con una mina de oro cuando se entera de la existencia de las hermanas Mencía. Cristina (Isa Montalbán), Sara (Zoe Bonafonte) y Carlota (Iratxe Emparán), tienen 20, 18 y 14 años, respectivamente, lo que le aseguraría a la carabina tener trabajo por mucho tiempo. Además las chicas son huérfanas de madre, lo que hace que la necesidad de una dama de compañía capaz de guiarlas en la búsqueda de un matrimonio ventajoso sea imperativa para su padre, interpretado por Tristán Ulloa.
Con una paleta de colores pastel que empalaga casi tanto como los primeros romances de las ingenuas chicas y una puesta en escena exagerada hasta la artificialidad, Manual para señoritas no solo se inspira en Bridgerton en el diseño de sus vestuarios y escenarios extravagantes, sino que también toma algunos de sus trucos narrativos más utilizados. La música moderna que se escucha en el desarrollo de la trama rompe con el relato de época, tanto como los diálogos que sostiene Elena con el narrador y sus frases dichas mirando a cámara en busca de la complicidad de los espectadores.
Una vez contratada por la familia Mencía, la carabina se pone manos a la obra para concretar el compromiso de Cristina con Eduardo, el pretendiente que ama y parece amarla también. En la periferia de la familia, pero siempre presente está Santiago (Álvaro Mel), ahijado del señor Mencia y amigo de la infancia de sus hijas, especialmente de Cristina. “¿La va a cortejar? ¿Quiere ser su pretendiente?”, lo desafía Elena cuando las cosas no salen como esperaba y Santiago insiste en inmiscuirse en las maquinaciones de la carabina y sus colegas. Esa animosidad, como todo conocedor del género romántico sabe, apenas esconde una atracción, más que inconveniente, entre Elena y Santiago.
En el transcurso de los ocho episodios de la temporada, la serie se ocupa de desarrollar el microcosmos de la alta sociedad madrileña con especial atención en la red de damas de compañía que observan todo, que manipulan a su antojo y que conocen los secretos de muchos y a quienes revelárselos en el momento indicado. La elegida propaladora suele ser doña Paquita, la más chismosa del baile, interpretada por María Barrancos, a la que tal vez algunos reconozcan por Mujeres al borde de un ataque de nervios y Átame, dos de las películas de Pedro Almodóvar en las que participó.
Las vicisitudes de las carabinas, sus deseos reprimidos, sus secretos del pasado y la desesperación por quedar en la calle que las mantiene siempre alerta termina siendo el eje de un cuento que posiblemente tendrá otra temporada para explorar ese mundo de fantasía que se parece a otros de su tipo, que intenta, sin suerte, lograr la alquimia de Bridgerton, pero que resulta en algo un poco distinto y de marcado acento español.